miércoles, 4 de octubre de 2017

00545 Las Adivinanzas

ADIVINA, ADIVINANZA


Aunque me gustan las adivinanzas, no confundir con adivinar, no soy muy ducho en la materia. Nunca lo he sido. Salvo las tradicionales, "Oro parece, plata no es. ¿Qué es?", "En este banco hay un padre y un hijo; el padre se llama Juan y el hijo ya te lo he dicho" o la de "Blanca por dentro, verde por fuera. Si quieres que te lo diga, espera", con el resto de adivinanzas que se han ido cruzando en mi camino no he sido muy hábil. Y no será porque no le dé vueltas a los acertijos, que cabezón soy un rato largo, pero me cuesta, me cuesta. Me sucede lo mismo con los jeroglíficos. Me gustan pero en ocasiones me sacan de quicio.

Todo esto viene a cuento de una adivinanza que quiero proponer. Quienes habitualmente seguís este blog, ya le habréis cogido el sentido que tiene. La fotografía es la que manda y a partir de aquí, le doy un contenido con palabras que tiene que ver con la vida, con mi vida, con muchas vidas.

En mi continuo archivar de fotografías me he encontrado con estas que ilustran esta entrada y que se corresponden con unos regalos que hicimos unas navidades. No sabía qué hacer con ellas ni por qué las fotografié. Hacerlas desaparecer me daba cosa y guardarlas, no sabía en qué archivo. Así que me he planteado una adivinanza y que tiene que ver con quienes perdéis unos minutos de vuestras vidas en leer estas diez mil cosas que me gustan. Se trata de adivinar qué puede haber dentro de este paquete y que va dirigido a vosotros. Dice así la adivinanza:

Se pronuncia desde el corazón y no pesa.
Grata al oído suena,  sea o no sea dicha por sorpresa.

Y si va con abrazo, la palabra se hace más inmensa.

El abrazo desde aquí va, con la palabra que espera respuesta.





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