ALLIUM SATIVUM
Estoy pelando unos ajos y me pregunto qué sería de mi mundo gastronómico sin ellos. Conozco allegados a quienes les gusta su sabor, pero no su presencia, y también a quien no los puede ni ver. A mí me gustan de forma desmesurada. En mayor o menor cantidad siempre aparecen en mis platos. Fileteados, picados, enteros.... en verduras, pastas, patatas, carnes, pescados, guisos, asados, salsas, sofritos.. o simplemente frotado en una buena hogaza de pan tostado con aceite y sal. No solo me gusta su sabor sino también la fuerza y el carácter que imprimen a los alimentos.
Está considerado como un "superalimento", dados sus múltiples beneficios para nuestro organismo. Ya, Hipócrates, padre de la medicina, en la Antigua Grecia, acostumbraba recetar ajo para tratar diversas enfermedades. Según estudios coincidentes, el ajo es un alimento muy efectivo en la prevención de enfermedades cardiovasculares y un buen aliado para la digestión, además de un buen colaborador en la eliminación de desechos del organismo. Se trata igualmente de un excelente diurético que facilita la eliminación de líquidos y toxinas. De su listado de beneficios, destaca por ser un buen antibiótico selectivo: por ser natural, elimina las bacterias nocivas sin dañar aquellas que son buenas para nuestro organismo. Es asimismo un poderoso fungicida y un potente antiviral.
Solo tiene un pero, el olor que se desprende por la boca tras su ingesta, aunque deja de serlo con un buen cepillado de dientes, cosa por otra parte, lo aconsejable después de toda comida.
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