OTRA PIEL
De vez en cuando es conveniente elevar la vista para alcanzar otras perspectivas, otros puntos de fuga, otros escenarios donde dejar la mirada. ¡Cómo cambia todo! La ciudad, en nuestro diario transitar, es otra a pie de calle que cuando la miramos por aleros, balcones y altillos. Resulta una ciudad irreconocible, no es la urbe cotidiana. Da la impresión de que todo el decorado lo pusieran ayer. Centenares de detalles atrapan la mirada en las desconocidas alturas. Un dibujo, una filigrana, una celosía, un enrejado, un escudo de armas, una capilla, una ventana, un color inesperado..... Todo está dispuesto sobre nuestras cabezas, esperando también ser admirado.
De vez en cuando es conveniente ponerte en el lugar del contrario o del que tienes al lado o enfrente para sentir otro sentir, otra dicha, otro llanto, otra piel en la que vestir el entendimiento. ¡Cómo puede llegar a cambiar todo! Los otros, en nuestro diario caminar, son distintos en la distancia que cuando nos detenemos a entender todo lo que mueve su ser. Resultan, como las ciudades en las alturas, irreconocibles. Son los mismos otros cotidianos pero más cercanos. Un sentimiento, una idea, un por qué, un motivo, una confesión inesperada... Todo está en los otros, esperando ser escuchados.
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