miércoles, 8 de noviembre de 2023

01204 No Hay Ocasiones

 NI DÍAS, NI A VECES


En ocasiones, la vida se derrumba, los días parecen noches y la angustia oprime el pecho, justo lo necesario para no asustar. Las palabras se esconden, se ausentan con el fin de no dañar. La mirada busca un respiradero donde descansar y los dedos hacen como que juegan con una miga de pan.

Hay días, que sin avisar, al cinturón le sobran agujeros para poder respirar y la simpatía en la calle parece esfumarse por las alcantarillas. La distancia es un tormento y la cercanía un alimento. El último cartucho para ir tirando está mojado, las zapatillas de andar por casa parecen cansadas de tanto arrastrar y el desánimo baja para hacerles compañía.

A veces, llegas a la conclusión de que apenas tienes inteligencia para pasar el día y que más vale lágrima en mano, que cien sonrisas volando. El desencanto y la desilusión piden la vez, mientras que la decepción se cuela de manera descarada.

Llega la hora de la cena. Y entre el cuchillo y el tenedor, un plato de humilde postín: morcilla, pimientos rojos asados y una tortilla de patata de fina factura. Lo miro y sonrío. Y me digo que no hay ocasiones, ni días, ni a veces... Solo hay gratitud a la hora de dar carpetazo al día.




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