EL DULCE DE LA NAVIDAD ITALIANA
Conocía de su existencia y de su tradición en Italia, pero
hasta hace un par de años, no tuve la oportunidad de saborear y de disfrutar de
esta delicia. Fue Gloria, quien un día, previo a las navidades, se presentó en
casa con un panettone. Lo trajo, por curiosidad, y llegó para quedarse y formar
parte también de nuestras tradiciones navideñas. Además, casualidades de la vida,
mi hija pequeña, Jara, estuvo con el programa educativo Erasmus en la localidad
de Remini, dependiente en materia universitaria de la Universidad de Bolonia.
Tan grato recuerdo nos dejó aquel primer dulce que, en su visita a casa por
Navidad, le pedimos que nos trajera un panettone. Recientemente, hicimos un
viaje familiar a la hermosa isla de Cerdeña y huelga decir, que vinimos con varios
ejemplares de este dulce italiano, procedente de Milán.
Dicho todo esto, en honor a la verdad, cuando lo vi en la
mesa por primera vez, no me hizo gracia alguna. Olía muy bien, sí, tenía muy buen
aspecto, sí, pero eso de que estuviese relleno de pasas y de frutas confitadas, no
me invitaba mucho. Me hubiese apetecido más con pepitas de chocolate. No
obstante, no sería yo quien le quitara la ilusión a Gloria por tal “hallazgo” en
un supermercado en Huesca. Pensé en probarlo, mínima porción, quitándole los “tropezones”
que me salieran al paso y misión cumplida. Pero lo cierto, es que me encantó, hasta
el punto de repetir y volver a repetir. Me pareció un dulce sensacional, además
de original. Tanto nos gustó a todos en casa que, a los pocos días, Gloria compró
otro panettone, que duró un abrir y cerrar de ojos.
El origen de este dulce navideño italiano es muy incierto y
no le faltan leyendas, si bien todo apunta a que nació en Milán. Se cuenta que surgió por accidente. En el siglo XV, durante una comida navideña
en la mansión de un duque milanés, al cocinero se le quemó el postre en el
horno. Un sirviente, llamado Toni, para arreglar el desaguisado, improvisó un
pan dulce con los ingredientes que en ese momento tenía a mano y que no fueron
otros que huevos, harina, manteca, cítricos y uvas. Tuvo tanto éxito y fue tan
rápida su difusión, que los habitantes de Milán comenzaron a pedirlo en las panaderías
como el “pan di Toni” y que más tarde derivaría en la abreviación “panettone”.
Existe otra leyenda más romántica que sitúa el origen del
panettone a finales del siglo XV. Un joven aristócrata llamado Ughetto Atellani
de Futi, se enamoró de la hija de un pastelero de Milán y para demostrarle su
amor decidió hacerse pasar por aprendiz de pastelero e inventó un pan azucarado
con forma de cúpula con muchas frutas confitadas y con aroma de limón y naranja.
Su invención tuvo tal éxito que los milaneses acudían a la pastelería a pedir
el "pan de Toni" (así se llamaba el ayudante), y de ahí algunos
aseguran que viene el nombre del actual panettone.
En cuanto a su receta y forma de elaboración, me parece todo un mundo. Nos podemos encontrar con recetas aparentemente fáciles (desconozco su resultado final) y otras algo más complejas y artesanales. Me he pasado la tarde bien entretenida mirando recetas y vídeos de cómo hacer un panettone. Y he llegado a una conclusión: rico es un rato largo, al igual que larga y delicada es su elaboración. Así, que ya anticipo que en la vida haré un panettone. ¡Qué follón! No obstante, dejo un enlace que me ha gustado y nos da una idea de su complejidad https://www.guiarepsol.com/es/comer/recetas/receta-de-panettone-con-frutas-por-jose-romero/
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