LOS DE SIEMPRE
Aunque me encantan, no acostumbro a elaborarlos. Pocas veces se ponen a tiro. Eso sí, como los vea, a por ellos que voy. Es de esos platos de infancia que me traen gratos, gratísitmos recuerdos. Hace pocos días tuve la oportunidad de saborearlos y deleitarme con ellos. Y como no podía ser de otra manera, recordé los que hacía mi madre, otra de sus especialidades. Así que volví a sacar de la estantería de la librería el cuaderno de "Sabores de mi madre". Y así dice la receta:
Ingredientes: 18 chipirones, 2 cebollas, 1 pimiento verde, medio vaso de vino blanco, un sobre de tinta de calamar, aceite de oliva virgen y sal.
Elaboración: Limpiar los chipirones, separando las bolsas de tinta, y reservar los tentáculos y las aletas. Hacer la salsa pochando en aceite las cebollas y el pimiento verde con un poco de sal. Cuando empieza la cebolla a pocharse, añadir el medio vaso de vino blanco, rehogar y añadir el sobre de tinta más las bolsas que hayamos recuperado de limpiar los chipirones. Dejar guisar unos 15 minutos, apagar el fuego y triturar la salsa. Rellenar los chipirones en crudo con los tentáculos y las aletas troceados, y cerrar con un palillo. Colocar la salsa ya triturada de nuevo en el fuego y depositar sobre ella los chipirones ya rellenos y salpimentar. Guisar durante unos 30 minutos a fuego lento con la cazuela tapada.
En la libreta no lo pone, pero sí que lo escribe mi recuerdo. Mi madre acostumbraba a servirlos con arroz blanco, simplemente hervido, y a modo de flan individual. Todo ello acompañado de la ya aprendida frase: "cuidado con los palillos".
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