DESAYUNOS CON OLOR A MAR
Hace días que rondan por la cocina de casa unos sobaos pasiegos. Me encantan, pero ni me he acercado a ellos. En primer lugar, no son "El Macho"; no soy muy dado a las marcas, pero en este caso, sí. Y además, no estoy en Cantabria, así es que para mí, como si no existieran.
Bueno, tampoco soy tan extremo. Si veo una morcilla de Burgos, un buen botillo leonés o unas gambas de Huelva, por poner algunos ejemplos, fuera de su territorio de origen, a por ello que voy. Pero también es cierto, que en el caso de los sobaos, los tengo tan arraigados a las vacaciones y a las tierras cántabras, que sacados de ese contexto, soy incapaz de degustarlos por muy a tiro que se pongan. Este dulce manjar lo tengo tan asociado a los plácidos desayunos con olor a mar, al tiempo sin horas y a la mente jugando al despiste, que no lo puedo concebir de otra manera. Y mira qué es bueno y servicial.
Lo de la marca "El Macho" fue fruto de la cata de varias propuestas comerciales, todas bien sabrosas, pero esta, desde el primer día que la probamos, nos pareció más sugerente, hasta el punto que nuestro paladar decidió quedarse con ella. Anda que no han viajado sobaos "El Macho" desde tierras cántabras a tierras altoaragonesas como señal de afecto y recuerdo hacia nuestros destinatarios.
Yo que en mi rutina diaria de desayuno, sí, ya sé que lo hago fatal, soy de un café largo y tira millas hasta la hora de comer, cuando me enfrento a un sobao, comienzo por una simple tira, para acabar, como el que no quiere la cosa, con toda la unidad. ¡Irresistible!
El sobao es un producto de repostería típico de la comarca cántabra de los Valles Pasiegos. Leo que se ignora el origen de este bizcocho, aunque con toda probabilidad fue producto del uso espontáneo de las materias primas comunes en el entorno rural cántabro: mantequilla y harina. La adición de azúcar no parece probable que fuese anterior al siglo XIX, dado el carácter escaso y lujosa de esa substancia en fechas precedentes. En la receta primitiva que refiere el cantabrista Adriano García-Lomas, el sobao se elaboraba con masa de pan, azúcar blanco y mantequilla, a lo que se podía añadir huevos, cáscara rallada de limón, y anís o ron.
Su receta casera consta de un kilo de azúcar, otro de mantequilla, 900 gramos de harina, 12 huevos, una pizca de sal, limón rallado, una cucharada de ron o anís y un poco de levadura en polvo. Se mezclan el azúcar y la mantequilla, se añade la sal y el limón, y se continúa amasando. Seguidamente se incorporan los huevos poco a poco, junto con una cucharada de licor. A continuación se añaden la harina y la levadura. Una vez esté lista la masa, se deposita en moldes de papel y se introduce en el horno, procurando una cocción equilibrada en toda la superficie.
El sobao pasiego posee Indicación Geográfica Protegida desde el año 2004.
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