DE CARNE
He vuelto a recuperar uno de esos sabores que tenía dormidos. Un sabor de la comida tradicional con tonalidades festivas y de elaboración entregada. Lo tenía relegado me imagino que por el acelerado trajín de los días y hoy me he dado cuenta de lo que lo he echado en falta. Me refiero a los pimientos del piquillo rellenos de carne picada y su correspondiente salsa. ¡Qué delicia y festín!. ¡Qué reencuentro más afortunado! No sé a quien se le ocurriría la genial idea de rellenar pimientos, pero quien fuese, menudo momento de inspiración. Hoy son de carne, pero no me olvido de los de pescado o marisco, de los de bechamel, de los de arroz, de los de morcilla... Todos ellos auténticas genialidades. Me estoy saliendo del renglón pero lo enderezo rápidamente.
El caso es que recientemente, casi sin querer, tuve la oportunidad de recrearme con unos pimientos del piquillo rellenos de carne picada, con su consabida salsa de piquillo. Estaban deliciosos. Me acordé entonces de los que hacía mi madre. Así es que me he ido al cuaderno de "Sabores de mi madre", para recuperar esa receta que tan gratos momentos me ofreció y salivar en segunda y virtual convocatoria.
Ingredientes: Una docena de pimientos del piquillo más 4 para la salsa, 250 gramos de carne picada (50 por ciento cerdo y ternera), una cebolla grande, un vaso de caldo de carne, un par de cucharadas de harina, medio vaso de vino blanco, aceite de oliva y sal.
Elaboración: Preparamos primero el relleno. Para ello, picamos una cebolla y la rehogamos en una sartén con aceite y sal. Añadimos la carne picada y salpimentada, y la cocinamos por espacio de unos tres minutos. Rellenamos los pimientos con esta farsa y los colocamos sobre una tartera. Para la salsa, introducimos en un vaso de cocina el vaso de caldo, las dos cucharadas de harina, el medio vaso de vino blanco y cuatro pimientos del piquillo. Se tritura todo ayudados del brazo de cocina y se vierte sobre los pimientos rellenos. Cocinamos por espacio de unos quince minutos hasta que ligue bien la salsa y servimos.
Pues nada, rescatado el sabor.
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