VERDES, SALADAS Y UN POCO PICANTES
Si hay un pincho que ha sabido sobrevivir ajeno a modas, usos y corrientes, este ha sido el palillo con aceituna, guindilla y anchoa, popularmente conocido y reconocido como "Gilda". Apetecible a cualquier hora, bajo en calorías y llevadero con cualquier tipo de bebida. Un pincho sin distingos, popular y que sigue gozando de buena salud, después de más de sesenta años de historia, entre los asiduos del aperitivo. Un pincho sencillo, barato y genial, con una mezcla de sabores que lo hace delicioso.
Se cuenta que tan popular pincho o banderilla nació en la Donostiarra y mítica Casa Vallés, un referente de la cultura culinaria tradicional vasca. En el año 1946, cuando el vino se ofrecía en porrón y los taberneros servían aceitunas, guindillas y anchoas para acompañar, un cliente, un tal Txepetxa, decidió ensartar los tres alimentos en un palillo, y tal fue la aceptación, que pronto se convertiría en el pincho estrella. Fue también este parroquiano quien bautizó la tapa como "Gilda", en honor a la película protagonizada por Rita Hayworth, estrenada precisamente ese año de 1946, y que como el pincho, era "verde, salada y un poco picante".
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