HERMANOS ÁLVAREZ QUINTERO
Prosigo con mi sinfín labor de archivar fotografías. Hoy toca las que conciernen a una de mis aficiones: el teatro, teatro leído y dramatizado, pero teatro, que practico con mis buenos compañeros de "Amigos del Teatro y la Poesía de Huesca". Hoy toca agrupar la colección de fotografías que me han ido remitiendo de las distintas puestas en escena de los sainetes de los Hermanos Álvarez Quintero, Joaquín y Serafín. Por cierto, que volveremos a la carga con ellos el próximo viernes, 27 de enero, a las siete de la tarde, en la Vida es Bella, en Sodeto.
Mirando las fotografías he recordado los buenos y gratos momentos que he pasado con el grupo en general y con estos sainetes en particular: "Agua milagrosa", "Ganas de Reñir" y "Mañanas de sol". Creo que podríamos representarlos sin libreto, pero como dice mi amiga María Pilar Goded, alma mater del grupo, y mi partenaire en "Mañanas de sol", "Fernando, si así lo hiciéramos, echaríamos por tierra la esencia de lo que hacemos", que no es otra cosa que animar a la lectura del bello arte de Talia.
Con los sainetes de los Hermanos Álvarez Quintero puede ser un buen inicio si no se está habituado a este tipo de lecturas. El sainete es una pieza dramática jocosa en un acto, de carácter costumbrista y popular, que se acostumbraba a representar en España durante el intermedio o al final de una función. Breve representación que sustituyó al entremés de los siglos XVIII, XIX y XX. Este género se revitalizó en el siglo pasado con Carlos Arniches y su colección de sainetes "Del Madrid Castizo" y los Hermanos Álvarez Quintero.
Hasta la llegada a los escenarios de Joaquín y Serafín, el sainete, llamado también "género chico", mantuvo una línea muy tradicional y española, pero los Quintero supieron darle un nuevo acento con su característica destreza verbal y un elegante dibujo en los tipos. La construcción escénica se hace ágil y segura. El diálogo relampaguea con sus riquezas verbales, agudeza e ironía. Cada obra sería un éxito sonado, lo que propició, al decir de los críticos del momento, "una nula evolución en su carrera dramática".
Joaquín y Serafín, Serafín y Joaquín. Escribían juntos, saludaban juntos desde las candilejas tras sus estrenos y asistían juntos a las tertulias al uso. "Para los críticos y periodistas siempre fue un misterio qué parte de la obra pertenecía a cada uno de ellos. Algunos se arriesgaron a suponer que Serafín aportaba a la obra común la reflexión, los cimientos de las obras y el matiz estilístico. En cambio, Joaquín, seria al que le correspondería poner la chispa, la vivacidad y la gracia del diálogo".
Los "hermanos de oro", como así se les ha llegado a denominar, del teatro español, llegaron a publicar más de 200 títulos entre sainetes, comedias, dramas y zarzuelas, que triunfaron llenando teatros durante casi medio siglo. Nacidos en la sevillana localidad de Utrera, Serafín en el año 1871 y Joaquín, en 1873, murieron los dos en Madrid, a los 67 y 71 años, respectivamente.
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