Hay distintas recetas para elaborar carne de membrillo, si bien en casa nos decantamos por la más sencilla: agua, membrillos y azúcar moreno.
En primer lugar, lavamos bien los membrillos y los depositamos en una olla cubriéndolos de agua. Ponemos la olla a fuego fuerte y cuando empieza a hervir el agua, bajamos el fuego a medio-fuerte por espacio de entre 45 a 60 minutos en función del tamaño de los membrillos. Para cerciorarnos de que están cocidos bastará con pincharlos con un palillo de madera y observar que penetra con facilidad.
Una vez cocidos los sacamos del agua y los escurrimos bien. Ya templados, los pelamos, quitamos pepitas y corazón, y cortamos a trozos los membrillos. Terminada esta operación, convertimos la carne en un puré ayudados del brazo eléctrico de cocina.
Pesamos el puré de membrillo resultante y le añadimos la misma cantidad de azúcar moreno. Si no lo quieres tan dulce, añade menos azúcar pero nunca menos del 75% del peso del puré. Con la mezcla del puré de membrillo y el azúcar colocamos de nuevo la olla en el fuego, pero en esta ocasión a fuego bajo.
Es ahora cuando necesitaremos de toda nuestra paciencia y dejar que la carne de membrillo se vaya cocinando. Deberemos ir removiendo continuamente ayudados de una cuchara de madera para evitar que el azúcar se pegue en el fondo de la olla. La carne de membrillo estará lista cuando se pueda apartar hacia un lado y nos deje ver el fondo.
Sólo nos quedará ya verter la carne de membrillo en un molde que no sea demasiado alto y dejarlo en el frigorífico durante 24 horas para que adquiera consistencia.
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