domingo, 8 de enero de 2017

00410 El Hayedo de Betato

UNA SUTIL FANTASÍA


Dicen que es un lugar mágico y que guarda historias de brujas y aquelarres en las que se funden realidad y leyenda. Un lugar prohibido, vedado, en el que la belleza cada día asea aquí su despertar. Un bosque encantado y tocado de un encanto natural, sin artificios que distraigan su verdad. Hayas y robles centenarios prestan su arropo mientras musitan arriba, en lo más alto de su existir, un alivio de acompasado y sereno caminar.

Es el otoño la fiesta de su esplendor. Oro y grana a los pies de una verticalidad de hechizo. Solo el sol con una inhabitual timidez irrumpe en el manto estudiado de hojas caídas al amparo de un silencio desmedido. Más que un espectáculo visual, más que un recreo de los sentidos, más que el color hecho regalo;  es una llamada al alma para que se vista de sutil fantasía.

Dicen que este lugar del Valle de Tena  fue habitado por brujas que preparaban pócimas con plantas mágicas. En la localidad de Tramacastilla de Tena está documentada una "epidemia" de posesión demoníaca que llegó a afectar a casi 200 mujeres en todo el valle y que obligó a movilizar a la Santa Inquisición, que desplazó desde Madrid, por orden de Felipe IV, al Alto Aragón, para intentar aclarar estos sucesos y exorcizar a las afectadas. Documentos de la Inquisición de aquellos "autos" hablan de reuniones secretas en el bosque de Betato, donde se realizaban supuestos aquelarres acompañados de ritos y música. La leyenda   cuenta que junto a la puerta de la Iglesia hay una piedra que un día al año no puede pisarse y que quien la pise quedará embrujado.

Algo tendrá este bosque que cuanto más lo contemplo,  más hechizado me tiene.








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