martes, 2 de enero de 2024

01242 Las Focaccias

 PARIENTE ITALIANA DEL BOCADILLO


Aunque ya conocía la focaccia, a través de alguna esporádica ocasión en Madrid, las que hace mi hermana Gemma o las adquiridas en algún supermercado, no fue hasta llegar a Italia, y luego en Cerdeña, cuando disfruté de ella en toda su extensión. Las he probado sencillas y reconocibles, contundentes, e incluso algunas, super deliciosas, difíciles de olvidar y también de adivinar su contenido. La he comido dulce, salada, rellena, a pellizcos, y en cualquier momento del día. Siempre apetecible.

Sus combinaciones son innumerables y muy emparentada con la creatividad. Este pan plano, primo hermano de la pizza y emparentado con nuestro tradicional bocadillo, es todo un símbolo de la cocina italiana. No se conoce con exactitud su origen, si bien, los datos que se barajan, hablan de que su nacimiento fue anterior a la popular pizza.

Existen varias leyendas al respecto. Por ejemplo, se atribuye su origen a las zonas costeras del país. El aire salobre impedía que el pan leudara correctamente, dar fermento a la masa con la levadura, y para solucionar este problema, nació la focaccia. Rápidamente, se extendería por todo el país su popularidad. Además, por sus cualidades específicas, que favorece su conservación y almacenamiento durante varias semanas, se convertiría en una comida perfecta para quienes debían embarcarse en alta mar.

Hay otra teoría que señala su origen en la ciudad de Recco. Esta región fue atacada por piratas y sus habitantes tuvieron que sobrevivir sin apenas alimentos. Con los pocos productos que disponían, elaboraron este tipo de pan con lo que lograron vencer al hambre.

Aunque es cierto que la mayoría de las teorías atribuyen que su origen hay que buscarlo en Italia, otras consideran que este invento nació en las civilizaciones de los antiguos etruscos o griegos.

Ingredientes para una focaccia casera básica: 500 gramos de harina de fuerza, 350 ml de agua tibia, 10 gramos de levadura fresca, 10 gramos de sal, 10 ml de aceite de oliva virgen extra y paciencia.

Elaboración: Desmenuzar en un bol la levadura fresca y añadir el agua tibia. Mezclar bien ambos elementos hasta que la levadura se diluya. Añadir la sal y el aceite de oliva. Remover bien. Agregar la harina con un tamizador. Mezclar bien hasta que quede homogénea. Dejar reposar durante unos 20 minutos. Doblar la masa en forma de sobre, desde afuera hacia adentro. Dejar reposar 20 minutos y volver a doblar del mismo modo. Dejar reposar 20 minutos más y volver a doblar. Traspasar la masa a un bol untado con aceite de oliva y dejar en el frigorífico, tapada con un paño, durante 24 horas. Poner papel de horno sobre una bandeja y cubrir con aceite. Poner la masa sobre el papel y extenderla con los dedos; desde el centro hasta los bordes de la bandeja. Hasta aquí sería suficiente para hornear. Si se desea, se puede poner por encima de la masa, romero, aceite de oliva y sal en escamas. Precalentar el horno a 250 grados durante unos 20 minutos, e introducir la masa. Bajar la temperatura a 230 grados y cocinar la focaccia durante unos 20 o 25 minutos.

Focaccia de atún, huevo, toma, lechuga, cebolla, jamón y salsa. Tomada en la Focacceria Milese de Alguero, en Cerdeña.
 




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