lunes, 6 de febrero de 2017

00430 El Conejo Empanado

Y MAYONESA CON AJO


Tengo que volver de nuevo a la Ciudad Condal y a la cocina de mi hermana María Engracia. Allí fue donde por primera vez vi un conejo perfectamente despiezado en costillas y "chuletitas". Algo insólito para mí por aquel entonces. Mi hermana, entre otras muchas cualidades, es una gran anfitriona a la que le gusta agradar y complacer. Que la gente se encuentre dichosa y cómoda en su presencia. Gusta de cocinar y de sorprender al invitado. En mi caso, no hay vez que de regreso de su casa sume alguna exquisitez, elaboración o producto novedoso difícil de olvidar. Cuando parece que la capacidad de sorpresa toca a su fin, siempre aparece con alguna originalidad. Como digo, esta, en su momento, fue una de ellas. 


María Engracia sabe de mi pasión por el conejo y debió pensar que, además de asado y con su buena mayonesa con ajo, empanado podría ser otra buena opción. Y ya lo que creo que lo fue. Resultó ser crujiente, sabroso y excepcional. Desde entonces, el conejo empanado lo he comido en contadas ocasiones. Por esta tierra en la que habito no es habitual encontrar a este animalillo de bosque animado presentado de esta guisa o por lo menos, no en nuestros acostumbrados establecimientos de consumo. Hace unos días, en la rutina de compra doméstica, en los frigoríficos de un hipermercado se ofrecían como novedad unas bandejas de "conejo fileteado". En apenas una exclamación pasó a formar parte de la cesta de la compra.  ¡Qué delicia! En esta ocasión estuvo acompañado por una mayonesa con ajo. ¡Menudo festival!

De la receta poco hay que decir. Sazonar las piezas de conejo, pasarlas por huevo y pan rallado, y a la sartén con aceite de oliva virgen bien caliente. No fue este el caso pero se le puede dar el toque personal que se desee; sazonar con algunas finas hierbas o pimienta, e incluso, rebozar el conejo con algún pan rallado especial que encontremos en las estanterías de los supermercados.

La carne de conejo es baja en grasa, un 5%, la mayoría insaturada, rica en proteínas y un contenido bajo en colesterol, además de poseer los aminoácidos necesarios para metabolizar las proteínas por lo que es perfecta para consumir en cualquier dieta. Aporta un gran número de nutrientes esenciales como las vitaminas B3, B6 y B12. Por otro lado, contiene poco sodio y carece de ácido úrico.

Como curiosidad, en Egipto la carne de conejo era una de favoritas de los faraones y su corte, hasta tal punto que se incluía en los menús funerarios que les acompañaban en su último viaje.











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