GRATA COMPAÑÍA
Agradezco vuestro silencio entre tanto charlatán, entre tanta palabra aprendida, bien vestida, directa para engatusar. Leo entrecomilladas la últimas mentiras; perdón, las penúltimas, las zagueras están por llegar. Siempre están por llegar.
Un día más
regresan el abatimiento y la náusea. Una inquietud ya conocida se apodera de mi ser en toda su extensión. Se hace necesario el momento de alzar la vista y dejar que vague y se distraiga por los paisajes callados para despistar a los incontenidos pesares de la tinta negra.
Paisajes callados que no engañan ni mienten. No incomodan ni discuten. Sólo acompañan en la tozudez de los días despojados de altanaría, necedad e hipocresía. Así se presentan mar, agua, horizonte velado, despeinada arena, y una luna que busca equilibrado descanso sobre un tejado encantado. Todo en silencio, de puntillas, como corresponde al paisaje varado en jornadas de mudanza.
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