El nombre del plato se las trae, "Patatas a la Importancia". Digo yo que quien tan solemne apellido puso a estas patatas sería para elevar de grado al humilde y socorrido tubérculo. Lo de los mejillones, como otras variaciones al respecto, según he podido comprobar, son añadidos a la receta originaria que al parecer se inicio en tierras palentinas. Digo lo de al parecer porque cuando he intentado averiguar su origen casi me da un síncope. Me he encontrado de todo. Desde sesudos expertos gastronómicos que humillan este preparado de dudoso origen, hasta quienes lo sitúan en tierras castellanas pero sin especificar territorio, pasando por quien, tras un profuso y cotejado estudio del plato asegura que "mientras alguien no demuestre lo contrario, su origen palentino es muy probable, ya que se elaboraban en Baltanás a finales del siglo XIX y probablemente también en Aguilar de Campoo. La receta se popularizó y se extendió por Castilla y León en la primera mitad del siglo XX y por toda España en la segunda mitad".
Entretenimientos y disquisiciones aparte, vaya por delante que el preparado me gustó. El mejillón, el jugo de su cocción, la patata cocida y empanada, y el resto de ingredientes, ligaban bien entre sí para darle a la elaboración un sabor muy especial y digno de recordar. Eso sí, para mí, plato único.
Ingredientes para 4 personas: 4 patatas grandes, 1 kilo de mejillones, aceite de oliva virgen extra, 2 huevos, harina, 1 cebolla mediana, 2 dientes de ajo, un vasito de vino blanco, perejil, una cayena y sal.
Finalmente, colocamos las patatas y dejamos cocer muy lentamente con la cazuela tapada hasta que estén blandas.
Espero que estas "Patatas a la Importancia con mejillones" os sorprendan como en su momento me sorprendieron a mí.
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