jueves, 16 de julio de 2015

00069 Aracena

EN EL CORAZÓN DE LA SIERRA


Se trata de una localidad de destino turístico tradicional de la provincia de Huelva, gracias a los atractivos turísticos de la afamada "Gruta de las Maravillas", buque insignia de toda la Sierra de Aracena y que suele eclipsar el riquísimo patrimonio cultural que atesora la atractiva ciudad.

Con una población cercana a los 8.000 habitantes, los edificios más emblemáticos que hay en la localidad datan del primer tercio del siglo XX, la mayoría de ellos del arquitecto sevillano Aníbal González y promovidos por los hermanos Miguel y Javier Sánchez-Dalp, éste último, Marqués de Aracena.


Su economía y forma de vida tanto de Aracena y su comarca está muy condicionada por formar parte del Parque Natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche; un territorio que fue declarado Parque Natural en el año 1989 y que cuenta con una superficie de 186.827 hectáreas, repartidas entre los 28 municipios de la Sierra de Aracena. Según me contaron en la Taberna de la Gruta, restaurante que me atrevo a aconsejar por su simpatía, servicio y exquisito salmorejo, en los últimos años, Aracena ha conocido importantes síntomas de revitalización, gracias a la configuración de la ciudad como centro de servicios y por el crecimiento del turismo rural para dar servicio al buen número de turistas que hasta allí llegan.

Una sola jornada, y máxime con el pesado y plomizo sol de agosto, no da para mucho, aunque sí lo suficiente para callejear, aprovechando todas las sombras posibles, por sus albas y bien cuidadas calles y visitar algunos edificios de su atractivo patrimonio. El primer destino, su Castillo/Fortaleza,  edificado por los portugueses sobre una fortificación andalusí y que con posterioridad sería reconstruida por los castellanos. Cuenta con una torre del homenaje, con dependencias del alcaide y un lienzo de muralla con torres de planta cuadrada y barbacana que siguen la línea sinuosa del monte sobre el que se asienta y desde donde se domina toda la ciudad de Aracena.

Visita inexcusable es la "Gruta de las Maravillas". Se trata de una cavidad freática originada por la acción erosivo-disolutiva de las aguas sobre las rocas calizas del cerro del Castillo. Se manifiestan en ella una serie de formaciones kársticas de extraordinaria belleza: estalactitas verticales y excéntricas, estalagmitas, coladas... y que se extiende por una longitud conocida de 2130 metros, de los que 1200 son visitables. No dispongo de fotografías pues está prohibido captar imágenes a lo largo de todo el recorrido. De hecho, un joven intrépido fue amonestado en reiteradas ocasiones y bajo amenaza de ser expulsado. La gruta es una auténtica maravilla; es cierto. Pero me imagino que con otro guía distinto al que nos cayó en suerte será todavía más maravillosa. Esto, y que a ser posible se gasten algo más en luz, pues en varias ocasiones tuvimos que hacer el recorrido a tientas porque el temporizador se apagaba antes de que llegara toda la expedición en la que íbamos. Pero bien, con todo, con llamadas de atención y los momentos de oscuridad a los que nos vimos sometidos, hay que reconocer que es una auténtica joya.

Otros puntos de interés son la Iglesia Priorial de Nuestra Señora del Mayor Dolor, de estilo gótico, la inacabada Parroquia de la Asunción, las iglesias mudéjares, el Lavadero Fuente del Concejo, que aprovecha uno de los manantiales naturales de la Gruta de las Maravillas y el Casino de Arias Montano.

Espectacular también el ascenso hasta Aracena, pero más aún el paisaje de regreso a casa con la compañía del atardecer.




















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