EL FILETE EMPANADO DE TODA LA VIDA
No hace mucho, en una de nuestras esporádicas salidas a comer
fuera de casa, me encontré en el menú con un “Entrecot de ternera a la Milanesa”.
Me llamó la atención, pues habitualmente, quienes se dedican a dar de comer, no
se andan con tantas florituras y van directamente al grano con un “Entrecot
empanado”. Me llamó la atención. Lo pedí y lo cierto es que resultó estar bien
bueno.
En algún lugar de este caleidoscopio vital, ya dejé bien
clara mi afición por el empanado. Me da lo mismo que se trate de carnes, como
de pescados, setas o verduras, por poner algunos ejemplos. Disfruto con los alimentos
rebozados y sobre todo, si están bien cocinados.
Cuando llegué a casa después de esa mencionada comida, mi
interesé por el motivo por el que al entrecot de ternera empanado se le denomina “a la
milanesa”. Es lo que tiene también este reto personal de las diez mil cosas que
me gustan, que me obliga a curiosear aspectos del día a día, y a ampliar
conocimientos que, de otra manera, posiblemente, me pasarían desapercibidos.
La primera receta en aparecer en un libro data del año 1855,
en el libro “Gastronomía Moderna”, de Giuseppe Sorbiatti. Curiosamente, la
receta se muestra bajo un nombre de origen francés: coteletta , pequeña
costilla y dice así: "Coloca sutilmente seis costillas con gracia,
sumérgelas en el huevo batido, luego pásalas por el pan, déjalas freír a fuego
lento, dales la vuelta y después de dos minutos sírvelas en el plato con el
limón a un lado”.
Curiosidades y anécdotas aparte, un entrecot de ternera
empanado/milanesa bien ejecutado, ¡qué cosa más deliciosa!
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