viernes, 29 de diciembre de 2023

01239 Los Entremeses

 DE ARRAIGADA TRADICIÓN


Hablando recientemente con un conocido, muy moderno y progresista él, salió a colación el menú navideño previsto para estos señalados días. Cuando me tocó a mí participarle acerca de nuestras viandas, le hice saber que desde que contraje matrimonio, hace treinta años, Nochebuena y Navidad las pasamos en casa de mis suegros, y salvo alguna rara excepción, el menú siempre es el mismo. En Nochebuena, un delicioso surtido de entremeses, langostinos, paté, bonito con pimientos del piquillo y alguna cosa más de última hora. El día de Navidad, se repiten los entremeses, para terminar con cordero asado. Así, en líneas generales, amén de los consabidos dulces y turrones.

A mi conocido le sorprendió la tenaz apuesta por los entremeses y espetó, de aquí mi calificativo de “moderno y progresista”, que eso le sonaba a viejuno, prehistórico, tradicional y a tiempos de su abuela. Como no acostumbro a entrar a los trapos innecesarios, e intento evitar conflictos, puse cara de póker y allí quedó la conversación.


De regreso a casa, reflexioné sobre lo dicho por mi conocido. Puede que los entremeses, para mí, sinónimo de fiesta y celebración, en un pasado vivieran tiempos mejores. Mi madre así lo entendía también.

Han cambiado mucho las cosas en las últimas décadas, y la gastronomía no ha estado ajena a los vaivenes. Nuevos sabores, distintas formas de cocinar, según ordene la moda, nuevas propuestas…, pero esto no quita para que se infravaloren y desdeñen las tradiciones y el buen gusto.

Me faltó decirle que, además de todo el significado que conlleva para mí la Navidad, sentarme estos días a la mesa con mis suegros y mi cuñado, lamentablemente, ahora solo con mi suegra y mi cuñado, me produce satisfacción. Y que, aunque los entremeses puedan parecer algo viejuno y prehistórico, la calidad y el sabor de los embutidos que cada año selecciona mi cuñado, en nada se parece a los que mi conocido pueda, al parecer, recordar. Particularmente, cada año espero con ilusión el contenido de los entremeses y con qué delicadeza nos sorprenderá. Entremeses, por otra parte, que no volveré a degustar hasta el próximo año, siguiendo mi tradición. Así, que pasen por la puerta grande a este caleidoscopio vital, los denostados, para mi conocido, entremeses de toda la vida.  

 






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