LIGERO Y SIN COMPLICACIONES
Me resulta fascinante comprobar lo bien que ligan las
anchoas con sus variopintos rellenos, aunque algunos parezcan imposibles. Hasta
la fecha, las he probado rellenas de beicon, queso, jamón y queso, de bonito
con tomate, alcaparras, txangurro, brandada de bacalao, de pisto y de pimientos
del piquillo. Cada relleno tiene su gracia, pero si puedo elegir, siempre me
decantaré por los rellenos que, en este caso, contengan vegetales o fauna que
proceda del mar.
En esta ocasión, propongo unas anchoas rellenas de pimientos
del piquillo. Ya he comentado mi afición por las anchoas y mi gusto por los
pimientos del piquillo. (Espero, a no mucho tardar, poner orden a este
caleidoscopio vital y poder referenciar con el número de entrada, aquellos
elementos, recetas, lugares, etc…, ya recogidos en las diez mil cosas que me
gustan) Por separado, anchoas y pimientos me encantan. Así, que unidos, me
encuentro ante una obra gastronómica deliciosa. Además, se trata de un plato ligero,
con cero complicaciones y un magnífico resultado.
Ingredientes: anchoas frescas, una lata de pimientos del
piquillo, un huevo, harina, aceite de oliva virgen y sal.
Elaboración: Limpiar las anchoas, quitándoles cabeza, tripas
y espina dorsal. Dejar solamente los lomos abiertos como un libro. Salar los
pimientos del piquillo y pasar ligeramente por la sartén con un poco de aceite
de oliva. Reservar. Salar las anchoas y colocar entre dos anchoas, con los lomos abiertos, un pimiento
del piquillo. Pasar las anchoas por harina y huevo batido, y freírlas en una
sartén con abundante aceite a fuego alto. Cocinar hasta que se doren, sacarlas
de la sartén y servir.
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