domingo, 24 de septiembre de 2017

00532 El Castillo de Pau

DE CASTILLO A MUSEO


La localidad francesa de Pau es una de las ciudades que he incorporado a las extraordinarias escapadas familiares. Algún día la pasearé también por aquí. Son muchas las cosas que me atraen de esta tranquila ciudad medieval. Hoy he elegido su castillo; una fortaleza palacio erigida en el centro de la urbe, mirando a los Pirineos sobre un espolón rocoso que domina el río Gave. Un monumento emblemático de Pau cuya evolución ha estado estrechamente ligada al de la ciudad.

 Se trata de un castillo feudal que se fue convirtiendo a lo largo de los siglos en palacio real, imperial y  nacional hasta convertirse en la actualidad en un museo. Con más de mil años de historia, desde la Edad Media hasta el siglo XIX, los siglos han dejado sus huellas en muros y decoraciones. Leo que  la primera mención del castillo "se remonta al siglo XII, pero es probable que fuera edificada ya en el siglo X. Este edificio estaba sin duda rodeado por una empalizada de madera, en bearnés un "pau", término que hubiera dado su nombre a la ciudad". Las estacas simbolizan la fidelidad y la rectitud. En el siglo XII, Gastón IV de Bearne construye tres torres a esta fortaleza llamadas Mazères, Billiêre y Montaseur, en referencia a los pueblos a las que estaban orientadas.


En el siglo XIV el castillo sufre una gran transformación por mandato de Gastón III, conde de Foix y vizconde de Bearne. "Este personaje fuera de lo común pasó a la posteridad como "Gastón Febus", apodo que el mismo había elegido, en referencia a su cabello rubio. Gran noble fastuoso, aficionado a la caza, la música y los libros, hábil administrador y astuto político, fue también uno de los principales protagonistas de una época terrible, la Guerra de los Cien Años". Febus manda construir aquí una torre del homenaje de ladrillo, de treinta y tres metros de altura, grabando la inscripción "Febus me fe", Phebus me hizo en bearnés. "El castillo de Pau, en el que no obstante Febus reside poco, se transforma bajo su reino en una ciudadela inexpugnable".

Las mayores transformaciones se realizaron bajo el reino de Gastón IVde Foix-Bearne. Se coronaron las torres con altos tejados de pizarra, realzaron el edificio sur de una planta y se abrieron numerosas ventanas con parteluces de piedra coronadas por tragaluces simples que todavía hoy se pueden observar en el edificio norte. "Por su matrimonio con Leonor de Navarra, Gastón IV permite a los condes de Foix llevar la corona real; su nieto Francisco Febus será rey de Navarra en 1480. Además, fomenta que Pau sea capital del Bearne y en 1512, cuando Catalina de Navarra y su esposo Juan de Albret fueron expulsados de Pamplona y se replegaron en sus territorios franceses, encontraron naturalmente refugio aquí". Convertido en Palacio Real, el castillo de Pau pierde su vocación defensiva y se abre a las innovaciones arquitectónicas de la época". Sería bajo el reino de Enrique II de Albret y de su esposa, Margarita de Angoulême, hermana del rey de Francia, Francisco I, cuando se acelerarían las transformaciones: cocinas, escalera, patio de honor con medallones esculpidos, balcón de ala sur para disfrutar de la vista de los Pirineos...  Marcaron el lugar de sus iniciales, presentes sobre las paredes y los techos, y que se veló a conservar en el curso de las restauraciones. "El Palacio Real modernizado, será mejorado con extraordinarios jardines, bajo el reino de Juana de Albret y de Antonio de Borbón. Fue en esta fastuosa residencia que nació su hijo, el futuro Enrique IV, el 13 de diciembre de 1553". "Enrique IV de Francia se tomó la molestia de nacer allí, y la historia hizo el resto. La fama de este rey, mecido de niño en un caparazón de tortuga conservado por los bearneses a través de las vicisitudes de las revoluciones, dio al castillo, que no lo vio ni crecer ni morir, un gusto particular, y el buen derecho a reclamarles los honores debidos a los que dan a luz a los hombres notables".

En octubre de 1620 el castillo es escenario de un acontecimiento esencial en la historia del Bearne: la llegada a Pau del rey Luis XIII que hace registrar un edicto que fija la integración del Bearne y de Navarra al reino de Francia y ordena llevar a París parte del mobiliario de gala y de la colección de pinturas que todavía se encontraba allí. Desde que  se fue Enrique IV, se asignó la custodia del castillo a gobernadores.

"El castillo de Pau se preserva de la demolición bajo la Revolución Francesa "como un homenaje rendido por la Nación a la memoria de Enrique IV. No obstante, fue asignado al alojamiento de las tropas a partir de 1792, e incluso momentáneamente se le da otro nombre "Los Cuarteles". Por falta de matenimiento, se encuentra en un estado lamentable, cuando Napoleón I llega a Pau el 22 de julio de 1808, con la emperatriz Josefina. El emperador no llevará a cabo sus proyectos de restauración del monumento, ni tampoco los Borbones al volver al trono de Francia en 1815".

Luis Felipe I, rey de los franceses, decide emprender la completa restauración del palacio. A partir de 1838, todos los gremios profesionales se activan durante diez años, para devolver el lustre al viejo castillo de Enrique IV. Luis Felipe, exiliado a Inglaterra, jamás pudo permanecer en este lugar, en el que recibió la visita de Napoleón III. A él se debe el pórtico estilo Renacimiento por el cual se entra y que lleva las iniciales de la pareja real de Navarra, el inicio del castillo moderno.

"Tras la caída del Segundo Imperio en 1870, el castillo de Pau sigue manteniendo durante unos años su vocación de residencia de prestigio, pasando a ser un palacio nacional para el uso de los presidentes de la nueva república".

Actualmente es un Museo Nacional que protege las obras vendidas y difundidas desde la época de Enrique IV y sobre todo en el momento de la restauración operada por Luis Felipe.






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