Han pasado ya algunos meses desde aquellos primeros días. El paisaje monegrino sé que cada día me espera y él, sabe que yo cada jornada ansío el encuentro con el amigo que aprecio.
jueves, 21 de septiembre de 2017
00531 Los Paisajes Amigos
GUIÑOS TRANQUILIZADORES
Resulta curioso comprobar como un paisaje, tras mucho transitar, es capaz de disipar temores, convertirse en un buen aliado y hasta con el tiempo, regalarte su amistad. Lo he podido comprobar y corroborar en los últimos meses en mis idas y venidas laborales.

En aquellos primeros días hubo preocupación, zozobra, inquietud, desasosiego, inseguridad y algún que otro miedo. Fantasmas que me persiguen cuando en mi vida se produce algún cambio inesperado. En mis iniciales trayectos la cabeza no paraba de barruntar, de cuestionar y de ponerme a prueba día sí y día también. Hacía mucho tiempo que no recordaba lo que era cansarse de uno mismo. Y entre castigo y pensamiento, un paisaje se abría ante mis ojos cada día para lanzarme guiños tranquilizadores que no tardaron mucho en surtir efecto. Horizonte, camino y un verde intenso y esperanzado, pronto pasaron a formar parte de mi recreo y a relevar a mis otros pensamientos. Pronto el paisaje dejó de emitir guiños para dar paso a la palabra no pronunciada, pero sí interpretada. Pronto el paisaje se adueñó de mi imaginación para pasear por sus verdes campos, caprichosos torrollones y bailes de agua. Pronto los dos, paisaje y yo, comenzamos a hablarnos sin mediar palabra.


Han pasado ya algunos meses desde aquellos primeros días. El paisaje monegrino sé que cada día me espera y él, sabe que yo cada jornada ansío el encuentro con el amigo que aprecio.
Han pasado ya algunos meses desde aquellos primeros días. El paisaje monegrino sé que cada día me espera y él, sabe que yo cada jornada ansío el encuentro con el amigo que aprecio.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario