SOBRAN LAS PALABRAS
Llega el otoño y con él, además de una transición de colores y de ánimo, aparecen también viejos conocidos y añorados de la humilde mesa. Hay un largo listado de estos que supongo irán apareciendo por aquí conforme se antoje el gusto y la apetencia diaria.
Mis invitados hoy son unos viejos conocidos. No necesitan excesiva presentación ni largo mantel. Se combinan bien, se atraen, se quieren y conjugan a la par bien en boca. Son autónomos. Podrían admitir otras compañías dada su particular generosidad. Pero así están bien. Hay ocasiones en las que necesitan estar solos. Hoy no querían más compañía. El uno desprende y la otra empapa y deja que el color engrase su estampa.
Poco más hay que decir. Para la humildad sobran las palabras. Dentro el olor y sabor alegran la nueva temporada. Afuera, el gris del cielo anuncia que algo cambia.
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