ALCALÁ DE GURREA
Te he visto muy cambiada. Los dos hemos cambiado desde aquel entonces. Yo ya no soy el niño con flequillo y pantalón corto que jugaba al escondite entre tus muros y que desde tu altura creía ser el amo y señor de todo cuanto se divisaba. Cosas de críos. Y tu, ya no eres el edificio maltrecho y descuidado por el pasar de los años que yo recordaba. Te veo bien desde la última vez, que por motivos nunca deseados, me acerqué hasta aquí. Contemplo con agrado que se han ocupado de ti para conseguir que muestres el mejor de tus portes.
Créeme, me ha hecho ilusión volver a verte de cerca, que de lejos nunca te perdí la pista. No en vano eres el "sky line" de este pequeño y querido pueblo de recuerdo y vivencia familiar. Cuando nos desplazábamos a Alcalá por la carretera del Canal de la Violada y en lontananza aparecía tu singular silueta, mi madre o yo, uno de los dos, siempre decíamos, "ya estamos en Alcalá". Y aunque aún quedaban unos cuantos kilómetros, sí, estábamos ya en casa de la abuela. La presencia de tu sola, inconfundible y segura imagen nos hacía más corto el trayecto, nos acercaba con seguridad a casa.
El entorno está limpio y urbanizado. Sobre el muro mirador que te flanquea, todavía puedo ver a los "hombres" hablando, en la hora de misa, de sus cosas, mientras dentro de la iglesia se hablaba de Dios. Un sonido me llega ahora al que acompañan varias imágenes dominicales. Siempre iguales. ¿Te acuerdas?. En torno a las doce del medio día. Baño de domingo en el barreño de Casa Carretero. Tus campanas dan el primer aviso. La abuela Genoveva dándonos prisa. En la cocina olor a guiso. Segundo aviso. Olores de domingo, de perfume y limpio. La abuela se enfada, "como siempre a misas dichas". Peinado y repeinado. Suena ya el tercer y último aviso. A la carrera por la cuesta hasta llegar a la iglesia.
Pero fíjate, si algo permanece en mi memoria tan real y tan próximo como si acabara de producirse hace un instante, fue un episodio que acaeció hace cincuenta y tres años. Acababa de hacer la Primera Comunión. Uno de los regalos fue un reloj de esfera negra y saetero que se iluminaba por la noche. A los pocos días de su estreno, sin saber cómo ni por qué, dejó de funcionar. Lo seguí llevando, como se dice ahora, por puro "postureo". Ese verano fuimos a pasar unos días a Alcalá. Los días transcurrirían entre mis juegos en la era de Fañanás y en la plaza, los dobladillos de la abuela, el "macarrón" para merendar, la idas y venidas al Comercio, mis continuas visitas a Casa Carretero para jugar con Armandito, los paseos con mi madre para "estirar las piernas", tomar la fresca, y como cosa excepcional, "escaparnos" a la iglesia a jugar. Por esos días, si alguien me preguntaba por la hora, orgulloso de mi reloj, lo miraba, aún sabiendo que no funcionaba, y decía en tono muy, pero que muy convincente, "no lo sé, veo que se me acaba de parar". Una tarde, en una de esas escapadas a la iglesia, y a punto ya de anochecer, alguien me preguntó qué hora era. Dispuesto a fingir una vez más, miré el reloj y cuando estaba ya a punto de dictar la consabida frase, observé con asombro cómo el segundero iba recorriendo la esfera. Creo que nunca bajé de la iglesia con tanto aplomo, velocidad y alegría hasta alcanzar la casa de la abuela y contar a mi madre mi buena nueva.
Sí, los dos hemos cambiado desde entonces, no así los recuerdos.
Iglesia de San Jorge: "Sobre el punto más elevado de Alcalá de Gurrea se levanta la iglesia de San Jorge, que estuvo bajo el dominio del Abadiado de Montearagón, y su torre mudéjar dominando las vistas sobre los llanos de La Violada y La Sotonera. La historia de la iglesia de San Jorge se divide en tres fases. Comienza la edificación de la nave principal en el siglo XIII, en estilo gótico, llegando hasta el tercer tramo. Los arcos que articulan las bóvedas góticas se distinguen por su decoración floral. No será hasta el siglo XVII cuando se construyan el resto de los tramos de la nave, el acceso meridional porticado y también la torre en el ángulo sureste. Finalmente, en 1925 se levantaron la cabecera, la sacristía y el crucero. Los diferentes elementos decorativos del exterior y el material utilizado facilitan la distinción de estas tres diferentes etapas.
eres de los pocos escritores que me atrapa para leer seguido . Graciass . siguee . un beso
ResponderEliminarMe alegra de que te guste Mary Carmen. Y de escritor, nada, junta letras a lo sumo. Besos
EliminarMe alegra de que te guste Mary Carmen. Y de escritor, nada, junta letras a lo sumo. Besos
EliminarSoy Ángel amigo de tu tío Segundo desde siempre y recuerdo jugar con tus hermanas Gema y María Engracia en la era de Fañanás,yo vivía enfrente en el horno de mis padres.Cuantos recuerdos se añoran de la niñez mas buenos que malos tratando de obviarlos.Tu no venías mucho por aquí.
ResponderEliminarUn saludo
Soy Ángel amigo de tu tío Segundo desde siempre y recuerdo jugar con tus hermanas Gema y María Engracia en la era de Fañanás,yo vivía enfrente en el horno de mis padres.Cuantos recuerdos se añoran de la niñez mas buenos que malos tratando de obviarlos.Tu no venías mucho por aquí.
ResponderEliminarUn saludo
Soy Ángel amigo de tu tío Segundo desde siempre y recuerdo jugar con tus hermanas Gema y María Engracia en la era de Fañanás,yo vivía enfrente en el horno de mis padres.Cuantos recuerdos se añoran de la niñez mas buenos que malos tratando de obviarlos.Tu no venías mucho por aquí.
ResponderEliminarUn saludo
Hola, Ángel. Encantado de saludarte.
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