De repente, en la cocina de casa todo es mermelada. Primero fueron las fresas y los albaricoques las protagonistas y ahora, las cerezas. Las dos primeras fueron un anunciado capricho de Gloria; la de cerezas, un acopio imprevisto de tan delicioso fruto. No dábamos a basto y comenzaban ya a estropearse, así que yo hice una sopa de cerezas, traída recientemente hasta este blog, y Gloria una excelente mermelada. Le salen muy ricas, sabrosas y no muy dulces.
El proceso de elaboración es similar al resto de mermeladas, salvo que hay que extraerles previamente el pequeño hueso al fruto. Seguimos sin tener deshuesador, así que hemos tenido que echar mano de nuevo del bolígrafo Bic. Al principio hasta es "divertido", pero cuando llevas deshuesadas un kilo de cerezas, y para esta ocasión han sido dos, las caderas ya no sabes cómo ponerlas y la espalda empieza a pedir socorro. Una vez superada la prueba, a partir de aquí, todo es coser y cantar.
Para 1,800 kilos de cerezas deshuesadas, se han utilizado 500 gramos de azúcar moreno y el zumo de un limón. Una vez lavadas y deshuesadas las cerezas, las echamos en un cazo y las cubrimos con el azúcar y el zumo del limón. Mezclamos bien y ponemos el cazo en el fuego al máximo. Cuando empiece a hervir, bajamos el fuego al mínimo y vamos dando vueltas a la mezcla con una cuchara de madera. Una vez que las cerezas han sacado su jugo, media hora aproximadamente, las retiramos del fuego y trituramos con una batidora. Sólo nos quedará ya embotar.
Hasta ahora la mermelada nos la hemos ido comiendo con la tradicional tostada con mantequilla, pero estoy pensando que igual aprovecho para darnos una alegría y sorprendo a mis chicas con una tarta de queso y mermelada de cerezas. Lo consultaré no obstante con la báscula.
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