Cuando he cortado la fresa he pensado subir al blog este fruto con su nombre propio. Me gustan las fresas por su forma y sabor pero al dársela a Gloria de postre, he pronunciado la frase con la que titulo esta entrada: "En el nombre de Dios este Año". Las niñas no estaban entonces, de haber sido así se hubiesen desternillado de la risa. Siempre lo hacen cuando la pronuncio. Les hace gracia. Supongo que la misma que me hacía a mí cuando la escuchaba en boca de mi abuela o de mi madre. No hay vez que la articule que no evoque su cálido recuerdo.
Ahora muchas cosas han cambiado y puede que hasta la citada frase haya perdido su sentido y valor. Todo parece estar al alcance de la mano en cualquier momento y situación. Soy de los que piensa que no todo vale y de los que todavía insiste en encontrar un sentido a las cosas y sus días. Por eso, esta frase tantas veces oída y por mí pronunciada, se escribe en este caleidoscopio vital como una máxima de gratitud y de reconocimiento.
Hoy, una pequeña fresa, la primera del año, me ha devuelto agradecidos recuerdos envueltos en dulces momentos de ternura y bondad.
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