UNA FLOR PARA EL PERDÓN
Poco se me ocurre decir de esta atractiva flor salvo que con las prímulas y pensamientos, son las primeras en darme los buenos días cada mañana cuando salgo a la terraza. Aunque bien pensado, ya es bastante a tenor de cómo está el patio. Llegaron a casa en forma de bulbo y en poco más de dos meses ya me han regalado su flores. Elegantes, atractivas, en mi caso diminutas, y de un amarillo limpio y entusiasmado. Lástima que se desvanezcan y marchiten en tan pocos días. Me gustaría que permanecieran más tiempo alegrándome las mañanas, pero es naturaleza y es quien manda.
Leo que el narciso tiene simbolismos en torno a la fe, la honestidad, la verdad, el perdón y la franqueza. Se me ocurren varios destinatarios a los que les enviaría gustosamente buenos ramos de narcisos para ver si se les contagio algo. No voy a seguir por aquí porque este no es el sitio. También indican renacimiento, nuevos inicios y vida eterna. Simboliza también el amor no correspondido. Se dice que un único narciso predice una desgracia, mientras que un ramo de narcisos indica alegría y felicidad.
Algunos mitos señalan que esta planta ayudó a Narciso a controlar sus obsesiones extremas consigo mismo. También se trata de una flor sagrada para la diosa egipcia Isis, convirtiéndose en este caso en un icono de belleza y juventud.
La tradición popular recomienda dar narcisos a alguien cuando se le quiere pedir perdón o como muestra de agradecimiento por su honestidad. Así que, sirvan estos narcisos que ilustran esta entrada y adornan mi terraza y mis días, para pedir perdón a aquellos a quienes, siempre sin querer y sin intención, causé daño o desventura.
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