La primavera me delata. Traigo hasta aquí otra flor, hermosa como todas. En esta ocasión, nunca la he tenido ni cultivado. Necesita espacio del que no dispongo. Sólo tengo tres ejemplares, las de las fotos. Las encontré en un paseo de admirado recuerdo.
De aspecto dulce y sugerente nombre, en Japón dicen que es la flor que trae consigo la primavera. Es la flor romántica por excelencia y símbolo de longevidad, lazo de amor, victoria y felicidad. Su florescencia es majestuosa para no pasar desapercibida. Su color, del blanco al rojo pasando por toda una gama de rosas. Blanco para el amor inocente; rojo para el amor incondicional, la pasión y el deseo; rosa para la seducción y el anhelo.
Leo que Galicia posee las características óptimas para el cultivo de la camelia. Un clima húmedo, temperaturas suaves y suelos fértiles y ácidos hacen que el crecimiento de esta plantas, que pueden alcanzar hasta los diez metros de altura, sea espectacular y sorprenda a expertos de todo el mundo. Las camelias llegaron a Galicia a finales del siglo XVIII procedentes de China y Japón. En un principio se instalaron en los jardines de los pazos y casa señoriales de la nobleza gallega, pero con el tiempo se introdujeron en los jardines y fincas tanto públicos como privados, hasta convertir a esta hermosa tierra en un referente internacional en el cultivo y producción de esta planta. En la actualidad la comunidad gallega atesora cerca de 8.000 variedades diferentes de camelia. Leo también que incluso hay rutas turísticas que invitan a conocer algunos de los jardines más espectaculares de Galicia, lo que me invita a añadir una ilusión más a mi larga lista.
"¡Cuántos caminos toma el corazón y cuántas razones encuentra para llegar a lo que desea"!. La Dama de las Camelias, de Alejandro Dumas, hijo.
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