ME RECONFORTA MI ESTANCIA Y SU PRESENCIA
Mis visitas al huerto en esta época del año son esporádicas. Si estoy animado y en forma, aprovecho para asearlo de hierbas, zarzas y demás naturaleza incómoda. Si por el contrario, me encuentro bajo de ánimo, algo muy habitual en los meses invernales, y soy incapaz de levantar ni tan siquiera una azada, me siento, contemplo y hago acopio de aromas e imágenes que tanto me gustan. Un día puede ser el olor a frío junto a las espectaculares coles. Otro, un olor cercano a hoguera y unas recogidas y abrigadas escarolas. La húmeda y reposada tierra de espera a la primavera. Los buenos días de alguien que pasa y que me invita a una informal "charradeta". Algún guiso que se cocina y que huele a cocina de antaño. Y entre tanto, ordeno algún que otro pensamiento desordenado.
Mi huerto de invierno no es gran cosa, pero me reconforta mi estancia y su presencia.
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