PAZ, SIN CULPA
en la imaginaria humedad de tu piel,
con la ingenuidad por bandera
y la fascinación como alimento.
No terciaré palabra ni pensamiento alguno.
Tu presencia enmudece mi ser
y lo llena de paz, sin culpa.
Ni siquiera concibo dejar mis huellas
en tu estampa serena.
Prefiero que mis ojos
hagan acopio de tu lealtad y belleza.
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