PEQUEÑOS ESPECTÁCULOS NATURALES
La gorra calada, algo de abrigo y algún cigarrillo suelto por si acaso. No necesitaba más. Hombre de viejo informado, ni el periódico le apetecía llevar. "Lo acontecido diario, no encaja con este mirar", acostumbraba a decir.
Apoyada su espalda sobre el tronco del árbol, miraba, sin más, a unos campos que comenzaban a verdear y a un almendro en flor, solitario ejemplar.
Y así, horas y horas podía pasar. Tampoco había que hacer mucho más que contemplar y atender a algún rezagado pensamiento, ya sin importancia. Si el sol se dejaba notar, incluso alguna cabezada llegaba sin avisar. Era feliz, dentro de lo que podía esperar, en el único lugar donde conseguía vencer a su anclado escepticismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario