UFFFFF!
Este caleidoscopio vital alcanza las quinientas entradas. Quinientas sensaciones, emociones, situaciones, recuerdos, presentes, recreos... y personas a las que quiero, y que en algún momento de mi vida dejaron, dejan, credo en el sentir de mis emociones.
Una aventura personal y compartida que comenzó en febrero de 2015 y a la que no veo fin, sólo estela. Recuerdo que cuando inicié esta amalgama de sensaciones e historias de corto recorrido, alguien muy cercano me dijo: "¿No te has venido muy arriba al poner el listón tan alto?". Sí, creo que sí, le contesté. Y eso que en un principio la idea era escribir sobre "Cien mil cosas". De hecho, por algún sitio de la red de redes, duerme un blog creado y no iniciado con ese título. En qué estaría yo pensando o cuántos cafés americanos llevaría en el cuerpo ese día.
Hago cálculos y me entra un tremendo escalofrío. Al ritmo que voy, a unas doscientas entradas por año, necesitaría vivir 48 años más y con la cabeza en su sitio. Del todo imposible. La otra posibilidad para alcanzar el objetivo sería escribir más entradas al año, pero tampoco lo veo claro. Sería desnudarme más de lo que lo vengo haciendo hasta ahora y tampoco es cuestión. Otra posibilidad pasaría por ser más escueto en los comentarios, pero considero que perdería el sentido global de la aventura. Así que lo dejaremos como está y hasta donde llegue. Quién me iba a decir que llegaría a escribir sobre quinientas cosas que me gustan y sobre todo en momentos de complejidad personal. Bueno, mi constancia no ha dudado nunca de mí.
Para ilustrar esta entrada redonda he elegido unas fotografías del mar; de un mar de estelas que recientemente capturé en la alta mar del Mediterráneo. De ese mar, no importa su nombre, que tanto ansío y que tanto sabe de mi mirar. De ese mar que va dejando en cada espuma de la estela, el rastro de este caleidoscopio vital.
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