Una puerta es algo más que una simple abertura que permite acceder al interior de un lugar. Es el marco de presentación de quien habita tras ella, un encuentro y una despedida, un quién es y un qué quiere, un abrazo a un amigo, la línea que marca distingos. Una puerta es el testigo mudo de un beso robado en una noche de verano, una inquietante espera y una esperanza para el que llega. Es el eslabón entre el ahora y el después, entre un adentro y un afuera.
Puertas y más puertas, de colores y de oficios, de reflexiones y relaciones; puertas de cristal oscuro o reflejado vidrio. Guardianas de la intimidad, observantes, cautelosas e ingenuas. Elegantes y humildes, caprichosas, férreas, comprometidas con el desvelo, plácidas, campesinas, arraigadas a la curiosidad. Puertas aferradas a la fe, "Cuando Dios cierra una puerta, abre una ventana", "Jamás creó una puerta Dios, sin que abriese dos", y también a la esperanza, "Si una puerta se cierra, otra se abre".
No hay comentarios:
Publicar un comentario