DE BOQUERÓN Y FRITAS
Las probé por primera vez, no hace muchos años, siendo
jurado en un concurso de tapas en la localidad altoaragonesa de Barbastro. La
tapa consistía en una anchoa en salazón, acompañada de su espina enharinada y
frita. Me llamó la atención, por lo que suponía de novedad para mí, además de
que me pareció un bocado bien interesante. Recuerdo que el propietario del establecimiento
hostelero que ofrecía esta tapa, me comunicó que, en muchos bares de Cataluña acostumbraban
a servir la anchoa en salmuera de esta guisa. Y con esa copla me quedé. Con el
paso de los años, he podido leer, que no catar, que, en afamados restaurantes,
caso del laureado Celler Can Roca, sirven espinas fritas como aperitivo.
En casa, este no es un aperitivo habitual, pero de vez en
cuando, nos ponemos manos a la obra para deleitarnos con las raspas de boquerón
fritas. No obstante, tengo que decir al respecto, que me parecen más ricas si
las espinas son de anchoas en salmuera.
Es tan sencillo como lavar las raspas, secarlas con papel de cocina, enharinarlas y freírlas en aceite bien caliente hasta que queden doradas y crujientes. Una vez fritas las ponemos sobre papel de cocina para que absorba el aceite sobrante, sazonamos y servimos con una cerveza bien fresquita. No está nada mal este invento, aunque se trate de espinas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario