Mi mirada ha regresado hoy para quemar miedos e inseguridades, como ayer lo hizo con la rabia a cambio de tan solo un deseo. Ha retornado para congraciarse de nuevo con la vida y sentir un calor que vuelve a crepitar ante unas pupilas de nuevo ilusionadas.
Todos necesitamos una plácida llama aunque sea plegada en el bolsillo, entre las páginas de un libro o en la estantería, ahí donde descansan los avíos.
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