martes, 29 de abril de 2025

01660 Untar Pan

 LA APOTEOSIS DEL SABOR


Untar el pan en las salsas es algo que me produce un grato placer. Desde siempre, desde que era niño. Me parece el colofón de un buen plato, la guinda del pastel, la apoteosis del sabor. Bien es cierto que en la actualidad he aprendido a contenerme, cosas de la edad, y no son pocos los guisos que se han quedado sin la casi obligatoria untadita de pan.

Lo de untar o mojar pan en las salsas viene de viejo, de tradición. Anda que no he escuchado veces tanto a mi abuela como a mi madre aquello de “coge un poco de pan para ayudarte”. Recordando esta sentencia, pienso que más que una mera recomendación para que el bocado en cuestión subiera a la cuchara o al tenedor, era una incitación a que mojaras el pan en cualquiera de las salsas de sus memorables guisos. No podía ser de otra manera. Y además, era una certera forma de llenar el estómago.

No obstante, es una mera impresión, y como tal, puede que esté equivocado, en las propuestas culinarias actuales, las salsas brillan por su ausencia y si están, son una mera anécdota. Casi se agradece, pues así se evitan tentaciones. ¡Ay, untar pan! ¡Qué tiempos aquellos! Panaderías familiares y de referencias. Panes artesanos, de dos o tres moños, con gruesa corteza y sabrosa miga compacta.

Por cierto, Julio Camba, periodista, escritor y humorista gallego, en su obra “La Casa de Lúculo” o “El arte de comer” (1929) señala “No deje usted nunca de sopear por un falso concepto de la corrección; lo verdaderamente incorrecto es devolver a la cocina sin haberla probado, una de esas salsas que honran a una casa”. No seré yo quien diga lo contrario.

 


No hay comentarios:

Publicar un comentario