Y APAÑADO
El caso es que cuando la preparamos en casa, hacemos para un regimiento y nos acompaña en la mesa un día y hasta tres de forma generosa. Bien es cierto, que el tercer día los platos ya no presentan tanta magnanimidad. Es entonces cuando entra en acción la fresca lechuga. Aparte de que la combinación es magnífica, el plato parece otra cosa, además de disimular la carestía de tan típico, popular y delicioso alimento. Incluso en alguna ocasión, según se antoje, reclamo la lechuga ya en el primer día y lo que en teoría es un apaño, se convierte en un verdadero y fresco platazo.
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