ESPONTÁNEO DESTINO
Así, tal se ven y se sufren las cosas del día a día, se tornan grandes las cosas sencillas. Una improvisada mañana de domingo y un espontáneo
destino. Recuerdos de infancia, como en su día lo serán de mis hijas. Un
paseo de la mano sobre el crujir de las ya cansadas bellotas. Y el espíritu con
el ánimo se congracian y se abrazan. El paisaje es humilde, natural
y hermoso. Olvido la plomiza pesadez de los días y de sus reiterados e indeseables acontecimientos. Cada rincón es una pintura, y en su conjunto, un museo de la
naturaleza. Regreso a casa feliz.
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