BÚHOS, LECHUZAS, SAPOS Y BRUJAS
Independientemente de que me guste el sabor de esta bebida,
de su tradición en Galicia, de lo que representa y su conjuro a la hora de elaborarla,
si hay algo que me encanta de ella, es su capacidad para congregar familia, amigos
y vecinos, y por supuesto, su carácter festivo. Es de las bebidas que une, como
el tradicional poncho navideño aragonés.
La queimada es una bebida alcohólica elaborada con
aguardiente de orujo, granos de café, azúcar y cáscaras de limón y naranja.
Aunque se bebe en cualquier periodo del año, es en San Juan, la noche mágica
por excelencia, cuando esta bebida cobra real protagonismo.
Hasta 1972 se creía que la queimada era de origen celta,
pero el catedrático de prehistoria de la Universidad de Santiago, Carlos Alonso
del Real, en ese año hizo observar que se estaba en un error, ya que la
destilación del aguardiente mediante un alambique fue bastante posterior.
Alonso del Real fijó su origen en la Edad Media.
Todo el ritual de preparación “está dirigido a alejar a los
malos espíritus y a las meigas que, según la tradición, acechan a los
hombres y mujeres para intentar maldecirles ya sea por diversión, por venganza,
por algo que han realizado anteriormente, o por cualquier otro motivo”
Habitualmente, la queimada, que aúna varios de los elementos
más característicos de Galicia: agua, tierra, fuego y aire, se realiza por la
noche, en una olla de metal o barro para evitar que se queme. Uno de los
conjuros más populares fue escrito por el artista Mariano Marcos Abalo en 1967.
Se recita en el momento que comienza a arder el orujo. Mientras tanto, se debe
remover hasta que el azúcar se consuma y las llamas se apaguen, lo cual indica
que el alcohol se ha evaporado prácticamente.
Ingredientes: 1 litro de aguardiente blanco, 150 gramos de
azúcar blanco, granos de café y peladuras de limón y naranja.
Elaboración: En una cazuela de barro o cerámica se vierte el
aguardiente y el azúcar. Tras lavar limones y naranjas, se añaden las peladuras
y unos granos de café enteros. Coger un poco de orujo con un cucharón y un poco
de azúcar, y prenderle fuego. Acercar el cucharón al líquido del recipiente
hasta que prenda el alcohol. Remover hasta que las llamas adquieran un color azulado.
Lo ideal es que arda durante unos 15 minutos, pero todo dependerá de la presencia
de alcohol que se desee.
Conxuro de Mariano Marcos Abalo que se acostumbra a recitar
mientras se remueve la queimada:
GALLEGO
Mouchos, coruxas, sapos e
bruxas;
demos, trasnos e diaños;
espíritos das neboadas veigas,
corvos, pintegas, e meigas;
rabo ergueito de gato negro
e todos os feitizos das
menciñeiras.
Podres cañotas furadas,
fogar dos vermes e alimañas,
lume da Santa Compaña,
mal de ollo, negros meigallos;
cheiro dos mortos, tronos e
raios;
fuciño do sátiro e pe do coello,
ladrar de raposo, rabiño de martuxa,
oubeo do can, pregón da morte...
Pecadora lingua da mala muller
casada cun home vello.
Averno de Satán e Belcebú,
lume de cadáveres ardentes,
lumes fatuos da noite de San
Silvestre,
corpos mutilados dos indecentes,
e peidos dos infernales cus...
Bruar da mar embravecida,
agoiro de naufraxios.
Barriga machorra da muller
ceibe,
miañar dos gatos que andan á
xaneira,
guedella porca da cabra mal
parida
e cornos retortos de castrón...
Con este cazo
levantarei as chamas deste lume
que asemella ao do inferno,
e as meigas ficarán purificadas
de tódalas maldades.
Algunhas fuxirán a cabalo das
súas escobas,
para iren se asulagar
no mar de Fisterra.
Ouvide! Escoitade estos
ruxidos...!
Son as bruxas que están a
purificarse
nestas chamas espiritosas...
E cando este gorentoso brebaxe
baixe polas nosas gorxas,
tamén todos nós quedaremos
libres dos males da nosa alma
e de todo embruxamiento.
Forzas do ar, terra, mar e lume!
a vós fago esta chamada:
si é verdade que tendes máis
poder
que a humana xente,
limpade de maldades a nosa terra
e facede que aquí e agora,
os espiritos dos amigos ausentes
compartan con nós esta queimada.
CASTELLANO
Búhos, lechuzas, sapos y brujas;
demonios, duendes y diablos,
Espíritus de las nublosas vegas,
cuervos, salamandras y
hechiceras;
rabo erguido de gato negro
y rodos los hechizos de las
curanderas.
Podridos troncos agujereados,
hogar de los gusanos y alimañas,
fuego de la Santa Compaña,
mal de ojo, negros maleficios;
hedor de los muertos, truenos y
rayos;
hocico del sátiro y pata de
conejo,
ladrar de zorro, rabito de
garduña
aullido del perro, pregón de la
muerte…
Pecadora lengua de mala mujer
casada con un hombre viejo.
Averno de Satán y Belcebú,
fuego de los cadáveres
ardientes,
incendios fatuos en la noche de
San Silvestre
cuerpos mutilados de los
indecentes,
y pedos de los infernales culos…
Rugir del mar embravecido,
presagio de naufragios.
Barriga estéril de la mujer
soltera,
maullar de los gatos en celo,
melena sucia de la cabra mal
parida
y cuernos retorcidos de castrón…
Con este cazo
levantaré las llamas de este
fuego
que se parece al del infierno,
y las brujas quedarán
purificadas
de todas sus maldades.
Algunas huirán a caballo de sus
escobas,
para irse a sumergir
en el mar de Finisterre.
¡Oíd! ¡Escuchad estos rugidos…!
Son las brujas que se están
purificando
en estas llamas espiritosas…
Y cuando este delicioso brebaje,
baje por nuestras gargantas,
también todos nosotros
quedaremos
libres de los males de nuestra
alma
y de todo embrujamiento.
¡Fuerzas del aire, tierra, mar y
fuego!
a vosotros hago esta llamada:
si es verdad que tenéis más
poder
que la humana gente,
limpiad de maldades a nuestra
tierra
y haced que aquí y ahora,
los espíritus de los amigos
ausentes,
compartan con nosotros esta
queimada.
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