UNA PEQUEÑA HISTORIA SENTIDA
Tengo un buen muestrario de ellas, pero hay una con la que gozo sobremanera: tostada de tortilla francesa con jamón pasado por la sartén. Un combinado que me hacía mi abuela Genoveva en mi infancia y que me sabía a manjar de dioses. Aquella tostada que hoy llamo de "pecado" lo tenía todo a su favor. El pan de hogaza del horno del señor Antonio, en Alcalá de Gurrea, a escasos metros de la casa de mis abuelos, y que tan feliz me hacía visitar cuando tenía que ir a recoger algún encargo de la abuela. Cosas de niños. La tortilla floja hecha con los huevos de las gallinas de casa. Y el jamón de la matacía impregnado de olor a bodega. Una buena "chulla" pasada ligeramente por la sartén.
Todo eso ya es historia; una historia sentida. Ahora, hay que conformarse con lo que toca, si bien la combinación de alimentos me sigue pareciendo deliciosa. Me gusta, llegado el caso, disfrutar de cada sencillo y humilde bocado de esta tostada de "pecado", porque nunca sé cuándo se volverá a presentar una nueva oportunidad. Cuándo la ansiedad y la inquietud se darán de nuevo cita a la hora de la cena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario