NUNCA FALLAN
Buen ejemplo de ello, puede ser un sencillo plato de chorizo y pimientos verdes fritos. Son buenos compañeros y viejos conocidos entre ellos. Una pareja que se adapta a cualquier situación nacida de la improvisación o seleccionada a priori. Sabor recio, de tradición, ajeno al devenir del tiempo y de los tiempos.
A mano una hogaza de pan, de ese pan de miga y que pesa. Tiznarlo en cada bocado de grasa y pimentón, de salado aceite posado sobre la piel del verde acompañante. Y a mano también, según se tercie, un buen vino tinto o una rubia cerveza. Y que pase el tiempo, no hay prisa. Es momento de hablar, de lo que sea, mientras de ese plato salgan aromas que se dejarán caer sobre un hule de cuadrados trazados en blanco y rojo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario