domingo, 17 de junio de 2018

00724 Las Madejas

REINAS DE LA CASQUERÍA

Llegó a ser una de mis tapas y aperitivos favoritos. Cuando el bolsillo me lo permitía, los bares ya desparecidos del Savoy, Jara y Ricocú de la capital oscense, eran mi destino para tomar una buenas madejas. Las hacían como nadie y yo, las disfrutaba también como nadie. Conseguían elaborarlas acertando en ese punto crujiente y rustido, pero a la vez tierno en su masticar. De sabor muy personal, una buena majada de ajo, perejil y aceite de oliva,  con su correspondiente sal, completaban la obra maestra de esta reina de la casquería. Ah! y la untadita de pan como broche de oro. ¡Qué escándalo de placer!

La culpa de este para mí manjar la tiene el intestino, el apreciado intestino delgado de los corderos. Otro día profundizaré en esta cuestión de la casquería. Hoy solo quería rememorar el placer y el gusto por las madejas, por unas buenas madejas de tradición y consumo deseado.

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