martes, 19 de junio de 2018

00727 Las Salsas

SALSA VERDE

He sido muy de salsas. Hablo en pasado y no porque ya no lo sea, que sí, que lo sigo siendo y mucho. Lo que sucede, es  que ahora controlo mi adicción por ellas y solo me doy festín salsero cuando la ocasión lo requiere. Eso, y porque me he acostumbrado a comer sin pan, otra de mis debilidades extremas, y claro, una buena salsa sin un buen trozo de untar en ella es tontería. En ocasiones, cuando hay una salsa de por medio, y para no ponerme las botas de pan, lo sustituyo por un puñado de arroz. No es lo mismo, pero me sirve.

Creo recordar que en alguna ocasión ya comenté mi gusto por la salsa de queso roquefort, con historia incluida. Hoy traigo hasta aquí otra de las salsas que me fascinan; la salsa verde. No tiene historia, aunque para no variar, escribe en mi memoria entrañables recuerdos con sabor a reunión en familia.

Se trata de una salsa de las de toda la vida, para acompañar y enaltecer los guisos de pescado. En esos recuerdos que acabo de comentar, me llega uno con sabor a cena. Cuando mi madre hacía algunos de sus guisos en salsa verde y quedaban restos de ella, sin pescado, sabía que sí o también, para cenar tendría una esponjosa tortilla francesa bañada en salsa verde. Me encantaba. Eran tiempos en los que no se tiraba nada. Ahora, intento que nada se tire.

Es una salsa fácil de elaborar y le da a los guisos de pescado un sabor muy especial, sobre todo a la sosona y bien ponderada merluza. Como casi siempre en estos casos, tengo que recurrir a las enseñanzas aprendidas de mi madre. ¡Cómo si no!



Ingredientes: 4 cucharadas soperas de aceite virgen de oliva, una o dos cucharadas de harina, un par de dientes de ajos picados, un generoso ramillete de perejil, también picado, un vaso de caldo de pescado, un vaso de vino blanco y sal.

Elaboración: En una cazuela freímos en aceite los ajos picados. Cuando empiecen a dorarse añadimos la harina, removemos, e incorporamos el vino blanco, el caldo,  el perejil picado y algo de sal. Dejamos a fuego vivo durante unos diez minutos mientras removemos para evitar que se hagan grumos. Transcurrido este tiempo, incorporamos sobre la salsa el pescado que deseemos hasta que se acabe de guisar a fuego medio. Aconsejable tapar el guiso mientras se cuece el pescado.

A partir de la base de la salsa verde, la incorporación de otros alimentos, además del pescado, dependerá del tipo de receta que vayamos a cocinar. El listado es muy amplio para un sabor, el de la salsa verde, que siempre perdura.



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