AMOR SINCERO
Hace algunos años que no planto bulbos de tulipanes. Los últimos me los trajeron de Holanda. No les debió gustar el viaje, la tierra con la que los cubrí o que los planté en momento poco oportuno. No salieron ni las hojas. Todo un fiasco.
Siempre me ha gustado tener tulipanes. Es de las flores que llenan a pesar de su corta vida. Su recogida forma, sus intensos colores y su rectitud me cautivan. Esto y uno de mis múltiples sueños todavía por cumplir: visitar el pólder Noordoostpolder, en la provincia holandesa de Flevoland o los campos de tulipanes que se extienden por la costa de La Haya y Leiden hasta Alkmaar. De momento me conformo con verlos en jardines y parterres, y en los reportajes fotográficos que caen en mis manos. Cuando los observo, no veo mis ojos, pero me da la sensación que hacen chiribitas.
Los tulipanes fueron cultivados originariamente en el Imperio Otomano, la actual Turquía, para ser importados a Holanda en el siglo XVI. Se cuenta que cuando el botánico flamenco Carolus Clusius escribrió el primer libro científico sobre tulipanes en el año 1592, su popularidad aumentó de tal manera que la gente entraba continuamente en su jardín para robar los bulbos.
Leo que en la Edad de Oro holandesa se convirtieron en tema obligado de cuadros y festivales. A mediados del siglo XVII su popularidad alcanzó tal grado que provocaron la primera burbuja económica, conocida como "tulipomanía". Conforme se adquirían más y más bulbos, su precio aumentó de tal manera que terminaron utilizándose como si fueran dinero, hasta causar una crisis del mercado.
En el Kop van Noord-Holland, cada año se plantan millones de tulipanes y otras flores que se encargan de transformar el paisaje en un mar de colores. En el Noordoostpoldder, cada año tiene lugar el Tulip Festival. Se celebra en medio de campos de tulipanes entre los últimos días de abril y primeros de mayo.
En el lenguaje de las flores el tulipán simboliza una declaración de amor sincera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario