Cada vez que veo esta original fruta, no puedo dejar de rememorar cuando supe de su existencia. Fue en Barcelona, en una casa de comidas para llevar ubicada en la calle Balmes. Eran tiempos en los que cada mirar era un asombro y cada paso una curiosidad. Recuerdo un suculento escaparate donde se exponían albóndigas, calamares en su tinta, pollo guisado de varias guisas, canelones, espaguetis, redondos de carne, escalibada, redondos de carne, esqueixada, croquetas... todo muy aparente y apetitoso. Pero sobre todas las cosas, algo me llamó poderosamente la atención por su alegre y vistoso colorido. Se trataba de un alargado pastel de hojaldre relleno de crema y sobre el que se disponían, en perfecta y alineada formación, finos trozos de fresa, melocotón, naranja y "cosas verdes con puntitos negros", como así los referencié en aquel momento cuando pregunté a mi hermana por su identidad. Eran de un verde intenso y brillante. Muy atractivas y seductoras. Mi hermana me dijo que eran kiwis. Me hizo gracia. Como las aves.
Todavía tardaría algunos años en probar tan curiosa fruta. Donde yo vivía no se "estilaba" en las fruterías y si alguna vez hacían acto de presencia, su precio no invitaba a su consumo. Cuando probé este fruto por primera vez, me gustó. Maduro y con un sabor muy personal. Incluso la forma de comerlo me pareció divertida y original; con cucharilla. Desde aquel entonces la incorporé a mi dieta habitual.
Conocido en la antigua China como Yang Tao, el kiwi se popularizó en esta cultura no solo por su sabor, sino también por sus propiedades medicinales. Este fruto fue introducido por los misioneros en Nueva Zelanda a principios del siglo XX, y posteriormente en los Estados Unidos a finales de la década de 1960. A partir de estos años, el cultivo del kiwi creció con intensidad en todo el mundo. Hoy en día, Italia, Chile, Francia, Japón y Estados Unidos son los mayores productores de dos variedades: el kiwi verde y dorado.
El kiwi proporciona un 273% de la cantidad diaria recomendada de vitamina C y es un estimulante natural del sistema inmune que evita los resfriados y la gripe. Además, contienen buenas cantidades de vitamina A y vitamina E y limita tanto la hipertensión como la presión arterial alta. El kiwi es uno de los pocos alimentos ricos en vitamina B6 que ayuda al sistema inmunológico. El folato en el kiwi protege contra los defectos congénitos, enfermedades del corazón y cáncer. Las cantidades saludables de fibra mantienen al sistema funcionando sin problemas, lo que reduce el riesgo de diverticulitis y carcinógenos en el cuerpo. Su poder antioxidante proporciona efectos similares cuando se trata de neutralizar los radicales libres que pueden dañar las células, causar inflamación y el cáncer.
Solo una advertencia, el kiwi debe consumirse con moderación, ya que contiene fructosa, que puede ser perjudicial en cantidades excesivas.
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