Tengo que reconocer que el resultado no me es del todo satisfactorio. En mi mente la imaginé más triste, con una tristeza más rotunda. La veo ahora y más que entristecida, la observo un tanto "cabreada". Las pipas de girasol no acaban de dar el producto deseado. Tendré que perfeccionarla e intentarlo con otros ingredientes. De momento es lo que hay.
No obstante, por no desperdiciar su elaboración y por ponerla a rodar cuanto antes a tenor de cómo están las cosas, la aprovecharé teniendo en cuenta algunos matices. En ocasiones, se producen situaciones o escuchamos manifestaciones que nos originan una mezcla entre tristeza y "cabreo" sin que una u otro encuentren bien definida su demarcación. Creo que influye mucho el estado de ánimo en el que nos encontremos cuando percibimos el hecho en cuestión. Un ejemplo podría ser la actual situación política que vive nuestro país, y que si el sentido común no lo remedia, se verá abocado a una tercera convocatoria electoral. Hay días en los que esta situación, con el correspondiente cruce de declaraciones de sus protagonistas, me produce desazón y tristeza; y otros, simplemente un "cabreo" monumental. Es en situaciones como esta cuando se puede emplear el emoticono de "ensalada triste", porque los "cabreos" también nos pueden hacer llorar de impotencia.
Ingredientes: lechuga, tomate, huevo duro, queso cheddar blanco y pipas de girasol peladas.
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