viernes, 22 de abril de 2016

00268 La Llamada de la Luz

SIEMPRE ESPERA


Regreso de nuevo a la Fuente de Marcelo. Allí donde mis sentidos encuentran un seguro esparcimiento, una dicha sin comillas, un aireado refugio. Vuelvo a la llamada de una luz precisa y esperanzada al final de un amable camino desprovisto.

El aire hermosea palabras enfrentadas a tanta frase inconexa e interesada, a tanta farsa asumida y permitida. Las sombras del camino enaltecen la luz y abrigan el verdor de una vida sin nombre que se acurruca, también esperanzada, en un manto húmedo de plegarias. Me disculpo, no me entretengo. Voy con ansia para alcanzar una luz que me atrapa. Tengo excesiva premura por llegar, me digo en voz alta para que no sea olvido. No corras, me parece escuchar, esta luz espera, no escapa. Te espera, no engaña.

Y entre tanto, los contrastes se disparan presagiando un futuro prometedor. No hay matices, sólo un todo para llegar a un final soñado. No sé que habrá en esa llamada de la luz después de tanta sombra desdibujada. Confío en que sea una luz arraigada y anclada a un destino de ilusiones. No engaña, no escapa. Siempre espera.






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