CON HUEVO POCHÉ
Este puré más que gustarme, que también, me divierte por su originalidad y particular color. Así que tendría que inscribirlo en las cosas que me parecen divertidas, pero va a ser que no. Bastante tengo con esta auto tarea como para emprender nuevos retos escritos. Reconozco que las fotografías son un poco castaña. Había premura por comer el plato y ya se sabe que las prisas son malas consejeras. Espero no repetir tamaña zafiedad.
El caso es que a Gloria hacía días que le rondaba por la cabeza elaborar este puré. Las patatas violeta, por lo menos en Huesca, no son habituales de ver. Las adquirió en una de sus excursiones a Lidl. Como suele pasar en estos casos, había expectación por conocer el resultado de la elaboración gastronómica y lo cierto es que no defraudó más allá de ser un sencillo puré de patatas aderezado y con otro color.
La piel de esta patata Violeta o patata trufa, es muy fina y de color violáceo, que se torna en un vistoso color azul una vez hervidas o asadas. Su sabor es suave y un poco dulzón. Nosotros las comimos, como ya he comentado, en puré con un huevo poché. De las recetas al respecto que vio Gloria, al horno, en ensaladilla, en ensalada, gratinadas..., en puré con el susodicho huevo fue la que más confianza y apetencia le produjo.
Leo que esta variedad de tubérculo también es conocida como Vitelotte, Négresse, Trufa de China o patata azul, morada o negra. Las hay alargadas como las patatas ratte y redondas. Aunque pueda parecer que la patata violeta es un cultivo joven, lo cierto es que es muy antiguo, poco habitual y menos productivo que las patatas blancas. Se trata de una patata de recolección tardía, con elevado contenido en almidón. El color violeta de estas patatas es debido a las antocianinas, el pigmento vegetal hidrosoluble que se encuentra en las vacuolas de las células. Diversos estudios han demostrado que las antocianinas tienen efectos terapéuticos, son antioxidantes, es decir, reducen los radicales libres y con ello, los riesgos de sufrir enfermedades cardiovasculares y patologías neurológicas.
En cuanto a la receta en sí, muy sencilla. Lavar bien las patatas y poner a cocer con piel. Una vez cocidas las refrescamos en agua fría para poder pelarlas, pero sin que se enfríen las patatas. Una vez peladas las trasladamos a un cuenco y las vamos rompiendo con un tenedor. Añadimos para unos 600 gramos de patatas, un cuarto de litro de leche caliente y 150 gramos de mantequilla que iremos mezclando con la patata hasta que nos quede el espesor del puré deseado. Condimentamos con sal, nuez moscada y pimienta al gusto que mezclamos con el puré.
Para hacer los huevos poché, ponemos un cazo con agua a calentar y cuando rompa a hervir incorporamos los huevos a cocer por espacio de cinco minutos. Cortamos la cocción refrescando los huevos con agua fría y los pelamos con cuidado.
Colocamos el puré en los platos de forma individual y sobre él, el huevo poché. Lo dicho, un plato curioso y original para tratarse de un simple puré de patatas.
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