miércoles, 30 de abril de 2025

01664 Paisajes Escritos 11

 BAJO SU QUIETUD SOLITARIA


Límites y espacios. Siegas azules. Todo lo preside y lo juzga. Él es el que nos contempla desde su verde silencio, bajo su quietud solitaria.

Óleo sobre lienzo de Fernando Herce.
Texto de Antonio Herce
Exposición: Paisajes Escritos. Huesca, junio de 2015



01663 Un Cielo Llamado Fantasía

IMAGEN EFÍMERA


Hoy miro al cielo, pero no para interpretar ni imaginar, como acostumbro. Alzo la vista atrapado por una imagen efímera, llena de fuerza, misteriosa. En apenas cinco segundos, la apariencia ha cambiado por completo. El aspecto es similar, no así sus colores. La imagen inicial, flamígera y calórica, ha dado paso a otra más apagada y lúgubre, pero no por ello menos bella y fascinante. Es una lección de vida. Todo puede cambiar en un chasquido de dedos. Pero no, hoy no quiero mirar al cielo para interpretar, ni imaginar, como acostumbro. Hoy solo quiero disfrutar con un cielo llamado fantasía.



01662 Descansa la Tarde

 CUÁNTA DICHA


Descansa la tarde sobre un mar de plata y oro.
Amarrado al muelle,
donde las miradas se maquillan de asombro,
una barca se mece entre el suave oleaje,
mientras sueña con un horizonte
que parece pintado.

Cuánta dicha,
pensó una mirada.

Cuánta armonía
musitó el sol, cercana la despedida.





martes, 29 de abril de 2025

01661 Paisajes Escritos 10

 EXCESIVO


Quietud, dulzura y dureza. Pasión con fuerza. Como el altoaragonés y su territorio. Excesivo.

Óleo sobre lienzo de Fernando Herce.
Texto de Antonio Herce
Exposición: Paisajes Escritos. Huesca, junio de 2015




01660 Untar Pan

 LA APOTEOSIS DEL SABOR


Untar el pan en las salsas es algo que me produce un grato placer. Desde siempre, desde que era niño. Me parece el colofón de un buen plato, la guinda del pastel, la apoteosis del sabor. Bien es cierto que en la actualidad he aprendido a contenerme, cosas de la edad, y no son pocos los guisos que se han quedado sin la casi obligatoria untadita de pan.

Lo de untar o mojar pan en las salsas viene de viejo, de tradición. Anda que no he escuchado veces tanto a mi abuela como a mi madre aquello de “coge un poco de pan para ayudarte”. Recordando esta sentencia, pienso que más que una mera recomendación para que el bocado en cuestión subiera a la cuchara o al tenedor, era una incitación a que mojaras el pan en cualquiera de las salsas de sus memorables guisos. No podía ser de otra manera. Y además, era una certera forma de llenar el estómago.

No obstante, es una mera impresión, y como tal, puede que esté equivocado, en las propuestas culinarias actuales, las salsas brillan por su ausencia y si están, son una mera anécdota. Casi se agradece, pues así se evitan tentaciones. ¡Ay, untar pan! ¡Qué tiempos aquellos! Panaderías familiares y de referencias. Panes artesanos, de dos o tres moños, con gruesa corteza y sabrosa miga compacta.

Por cierto, Julio Camba, periodista, escritor y humorista gallego, en su obra “La Casa de Lúculo” o “El arte de comer” (1929) señala “No deje usted nunca de sopear por un falso concepto de la corrección; lo verdaderamente incorrecto es devolver a la cocina sin haberla probado, una de esas salsas que honran a una casa”. No seré yo quien diga lo contrario.

 


viernes, 25 de abril de 2025

01659 "Empeño por Conducir"

 COSAS DE HUMPHRY


De Humphry tengo un buen número de fotografías con momentos entrañables. De todas ellas, esta que traigo hasta este caleidoscopio vital, es mi favorita. No es la mejor fotografía, pero es la que cada vez que la observo, además de sacarme una sonrisa, me recuerda que a Humphry solo le falta hablar. Ya lo intenta. En ocasiones, cuando intuyo que está contrariado o molesto por algo, emite unos sonidos, una especie de balbuceo, que me gustaría saber interpretar. Con frecuencia, se queda mirándome fijamente a los ojos, sin pestañear. Lo que daría por saber qué pasa en ese instante por su cabeza. En casa es un bendito. No así en la calle, que saca el "macarra" que lleva dentro. Sus treinta kilos de peso, de momento, me han originado una lesión en el hombro derecho y el izquierdo comienza ya a dolerme. Mi relación con él es buena, aunque reconozco que hay días que me resulta insoportable. Aunque pienso que no es una cuestión suya, sino de mi capacidad de aguante. No sé. No entiendo de canes. Solo sé que es un buen perro y que me ha regalado momentos fantásticos como el de la imagen y su "empeño por conducir".

P.D. Para los que buscan tres pies al gato, en este caso al perro, el coche estaba perfectamente estacionado, con el motor apagado, sin las llaves de arranque puestas, con el freno de mano puesto y Humphry, sobre las rodillas de una sobrina con carnet de conducir.

jueves, 24 de abril de 2025

01658 Las Hortensias

 CARA Y CRUZ


Es curioso comprobar, cómo los temores adquiridos de pequeño y de no tan pequeño, consciente o inconscientemente, te acompañan el resto de tus días. He aquí, un ejemplo.

La hortensia, con sus coloristas pompones, es una flor que me encanta, además de traerme gratísimos recuerdos vacacionales cuando la contemplo. Me gustan las plantas y las flores en general. Siempre me han acompañado. Pero con todo lo que me gusta la hortensia, nunca la he tenido en casa. El motivo, una superstición heredada de mi madre. Precisamente, no hace muchas fechas, hablando con mi hermana Gemma, quien también es una amante de la jardinería, sobre ciertos cuidados de la plantas, salió a colación la hortensia. Como a mí, le encanta. Pero como yo, tampoco la ha tenido en casa. El motivo, la misma influencia que un servidor, a través de nuestra madre. Hecho que también recordamos. Y es que mi madre, quien también mostraba querencia por esta flor y que tampoco la tuvo en casa, decía que en el domicilio dónde había una hortensia "se padecía un cáncer". Y con esas que nos quedamos. 

No sé de dónde se sacó tamaña sentencia, pero el caso es que nos quedamos con la copla. Supongo que sería porque conocería alguna coincidencia de gente allegada y le colgó el San Benito a la hermosa planta. Recuerdo que para un cumpleaños de mi suegra, y enterado de que le encantaba esta planta, le regalé una preciosa maceta, no sin cierto heredado temor. Lo reconozco. Todavía recuerdo la cara que puso cuando me vio entrar en su casa con la maceta y los hermosos ejemplares de flor que portaba. La tuvo durante algunos años y bien orgullosa que la mostraba a todo aquel que iba a visitarle. Por cierto, de esto hace igual una treintena de año. Y mi suegra, a la que adoro, goza de una espléndida salud a sus 94 años de edad.

Tras la conversación con mi hermana y el recuerdo de mi madre en torno a las traídas hortensias, busqué en la red de redes por si encontraba luz al asunto. Lo cierto es que busqué con poca fe. Nunca llegué a creer en el maleficio de esta hermosa flor, aunque siempre practiqué el por si acaso. Reconozco que, muy a pesar mío, soy algo supersticioso. No mucho, pero algún brote tengo.

Efectivamente, no encontré aproximación alguna al respecto. Pero si referencias curiosas. Por ejemplo, la hortensia es símbolo de belleza y abundancia debido a la forma de sus flores. En Asía, regalar hortensias rosas están relacionadas con el amor, igual que un ramo de rosas rojas. También me encontré con una leyenda que sostiene que, si hay hortensias en la casa, las mujeres solteras no se casarán nunca. Y que quienes estén casadas y las planten en sus hogares, corren el riesgo de que la relación no vaya bien. Tampoco para el Feng Shui, antigua filosofía china que busca el equilibrio energético en un espacio para mejorar el bienestar de quienes lo habitan, esta planta sale bien parada, ya que simboliza soledad, fracaso y aislamiento. Para otras culturas, las hortensias son símbolo de gratitud, de gracia, belleza y abundancia, debido a la cantidad exuberante de flores. Hay también quien las consideran como una de las siete plantas que atraen a la mala suerte.

En resumen, que después de todo lo leído, y que tiene su gracia, llegué a la conclusión de que ya era hora de abrir las puertas de casa a las hortensias y de disfrutarlas no solo en los jardines o parterres de los apartamentos en los que hemos pasado nuestras vacaciones en familia durante tantos años. ¡Que ya tenemos una edad!





miércoles, 23 de abril de 2025

01657 Una Cuestión de Constancia

 CUANDO HABLAN LAS PIEDRAS


Algo quiso decirme este medieval torreón, aunque no sé si pude llegar a interpretar su gesto. No estoy muy ducho en el lenguaje de las piedras. En un principio pensé que pedía auxilio. Luego intuí que su pétrea faz mostraba asombro. En una tercera mirada me pareció ver que se deslizaba una larga lágrima por su cara de sillares. Me quedé con la duda. 

Ahora, cada vez que veo esta imagen, sigo intentando interpretar el gesto aparentemente triste del torreón. Algo quiere transmitirme, pero mi torpeza no acaba de interpretar su mensaje. Seguiré insistiendo. Es una cuestión de constancia. 

01656 Los Almuerzos de los Miércoles

 CADA QUINCE DÍAS


Le he cogido gusto al almuerzo quincenal de los miércoles con mis compañeros y amigos del grupo de teatro. Lo que comenzó un día como, "¿por qué no almorzamos el próximo miércoles?", se ha convertido en una cuasi vital necesidad. 

Para mí es algo novedoso, pues como ya he comentado en algún momento de este caleidoscopio vital, no he tenido por costumbre almorzar, salvo cuando la ocasión así lo ha requerido.

Espero con especial interés la cita quincenal. No diré que lo de menos es el alimento ingerido para dar contenido al almuerzo, siempre memorable y delicioso, pero lo que realmente me encanta es el encuentro. Aunque nos vemos un día a la semana para ensayar, rara vez tenemos tiempo para conversar. Cuando acabamos el ensayo, el que no tiene nietos que cuidar, tiene coro, yoga, piano u otro quehacer ineludible. Por eso, el almuerzo quincenal de los miércoles se ha convertido para mí en ese recreo dónde conocer más a fondo a mis entrañables compañeros de reparto.

Hablamos de todo un poco. Bueno, de casi todo. Obviamos lo concerniente a la política, pues sabemos que cada uno cojeamos, en este sentido, de distinto pie. No es que esté pactado, ni mucho menos. Es el sentido común quien nos lo dicta. A partir de aquí, dejamos que el corazón y la experiencia hable sobre el palo que haya que tocar: viajes, aquella juventud, lugares comunes qué recordar, gastronomía, hijos, ciudad, costumbres personales, anécdotas, ilusiones, deseos... y todo, con la sonrisa puesta en la boca, cuando las cosas del comer no nos lo impiden. 

Nos sentimos relajados, y a sabiendas de que nada de lo que se pueda comentar va a trascender más allá del plato de huevo frito, patatas y lo que sea. Estos almuerzos me sientan bien. Para mí, todo esto es una novedad, que ha quedado marcada en mi particular calendario de los días felices: un miércoles cada quince días. 

Cada almuerzo voy cambiando su contenido. Al huevo y las patatas fritas le sumé en la última ocasión, unas chullas de papada de cerdo. De lujo. Y hasta jugamos al guiñote. Gané. Mañana redonda.

 










01655 Curioso Crepitar del Sol

 UNA TARDE DE FANTASÍA


Contemplé el silencioso crepitar del sol
sobre una tierra de trazos difuminados.
Secuestró mi mirada,
como la frazada arropa mi cuerpo
en los días de frío invierno.
Flamígeras llamas sin rescoldo,
la imagen que dejó en mi retina, 
en una tarde cimentada por la fantasía.



001654 Errantes Sensaciones

 UNA TARDE CHINESCA


El atardecer mostraba su cara más amable en la plenitud de su fantasía. Sin orden ni consignas, disimuló un pequeño gran escenario donde interpretar un homenaje a la vida. Lució sus mejores gales con una humildad inusitada y se ruborizó al escuchar las silenciosas ovaciones. La tarde chinesca pronosticó el encuentro del aquelarre de las errantes sensaciones. 


martes, 22 de abril de 2025

01653 Hasta las Nubes

 ESTÁN QUE ECHAN HUMO


Ya he comentado en alguna que otra ocasión que, cuando las cosas terrenales están insoportables, tengo por costumbre fijar mi vista en el cielo en busca de imágenes únicas, irrepetibles, inigualables, hermosas, fascinantes, mágicas, intrascendentes, asombrosas, curiosas, relajantes, inimaginables, sugerentes, apasionantes... Hoy, las cosas allá arriba parecen haberse contagiado de las de aquí abajo. Me ha parecido ver que hasta las nubes echan humo. Espero y deseo que sea algo pasajero.


lunes, 21 de abril de 2025

01652 Panes y Tortas

 UNA MIRADA AL SABIO REFRANERO


Cuando visito un lugar, sea grande o pequeño, siempre me intereso por su arquitectura religiosa y civil, sus plazas y parques, su casco antiguo, su mercado municipal de abastos… y por sus panaderías de tradición, con sus correspondientes especialidades en panes y tortas. Sí, y por dónde comer bien y a un módico precio, también.

El caso que hoy me entretiene tuvo como escenario la deliciosa ciudad pontevedresa de Baiona en una reciente visita con la familia. Fue un día pleno de emociones, encanto y cansancio. No recuerdo el número de pasos que llegamos a dar, tras deleitarnos con una pausada caminata por su paseo marítimo luciendo sus casas de piedra y galerías acristaladas, visitar la fortaleza de Monterreal, uno de los monumentos más emblemáticos de Baiona, pasear por el parque de la Palma y adentrarnos en su casco antiguo, por resumir. Hubo un momento en el que ya no podía más y dije a la familia que, muy a pesar mío, mis pasos por la hermosa ciudad habían llegado a su fin y que les esperaría en una terraza tomando un café. Coincidió esta decisión justo delante del escaparate de una panadería que lucía unos aparentes y sugerentes panes, y también tortas.

Como acostumbra acontecer en estos casos, me quedé embobado mirando las muestras exhibidas, como quien examina el escaparate de una joyería. Entré en el obrador, me alimenté con su inconfundible y bendito olor, y tras adquirir un pan y una torta, me senté, en modo espera, en una terraza frente a un café americano.

El aroma que se desprendía de la bolsa que atesoraba el pan y la torta me transportó a los diarios despertares en mi casa familiar de infancia y juventud. Amaneceres acompañados de un intenso olor a pan recién hecho que subía de la panadería Porta, colándose por los abiertos ventanales por todas las estancias del domicilio. Un aroma que transmitía bienestar, además de ser un ambientador natural. Me fascinaba.

Mientras esto rememoraba, acudieron, para hacerme la espera más entretenida, varios refranes que tienen al pan como protagonista y que reflejan la sabiduría popular y la importancia de este alimento en la vida cotidiana. Y es que el pan, además de ser un alimento básico, es un símbolo cultural con profundas connotaciones simbólicas. Los refranes sobre el pan son una expresión de la sabiduría popular y las lecciones de vida que se transmiten de generación en generación.

El primero que me vino a la cabeza, y que acostumbro a pronunciar con cierta frecuencia, fue el de “A falta de pan, buenas son tortas”, que es como decir que siempre hay una forma de adaptarse a las circunstancias o transformar lo que parece un inconveniente en una oportunidad. Le siguió “donde hay hambre, no hay pan duro”; refrán muy, muy pronunciado por mi madre, y que yo, siempre he asociado a unas sopas de pan que cocinaba y que me producían auténticas ganas de vomitar. Con el tiempo, hasta llegaron a gustarme. El dicho subraya la necesidad de valorar el alimento en tiempos de escasez, además de recordarnos que, ante la necesidad, cualquier pan es bienvenido.

Otro de los adagios que recordé, y que acostumbro a pronunciar muy a menudo, es el de “Al pan, pan, y al vino, vino”, que se resume en las cosas claras, sin eufemismos. Nada de ambigüedades, ni medias tintas. En las relaciones interpersonales, es esencial ser directo y transparente, aunque no siempre sea bien entendido.

Fue a partir de aquí, en aquella espera, cuando me interesé por conocer o recordar otros refranes protagonizados por el pan o las tortas. Para ello, acudí a la red de redes. Algunos de los que leí me fueron familiares, otros los desconocía por completo.

De los recordados anoté el dicho “las penas con pan son menos penas”, o lo que es lo mismo, aunque las adversidades sean inevitables, el hecho de compartir un pan puede traer consuelo y esperanza. En muchas culturas, compartir el pan es un acto de generosidad y solidaridad, simbolizando la unión y el cuidado de los demás. Así que, en tiempos de dificultad, el apoyo de la comunidad y el compartir alimentos pueden ser una fuente de fortaleza y resiliencia.

Otro de los refranes que no me fue ajeno, reza así: “Pan caliente, hambre mete”. Y es que el plan recién horneado no solo satisface, sino que, además, despierta el apetito y el deseo de disfrutar de los placeres sencillos de la vida.

De los dichos por mí escuchados por primera vez, en este caso leídos, recogí algunos muy curiosos. Por ejemplo, el refrán “de los olores, el pan; de los sabores, la sal”. El olfato y el gusto son dos sentidos muy poderosos que nos conectan con nuestras raíces culturales y con la esencia de la vida cotidiana. El olor del pan recién horneado nos evoca recuerdos y emociones, siendo un símbolo de hogar y calidez, y cuyo aroma nos transporta a momentos de nuestra infancia, reuniones familiares y a instantes de felicidad compartida. Por su parte, la sal, aparte de su característico e inequívoco sabor, empleado en su justa medida, es un excelente potenciador de los alimentos.

Un dicho que me llamó poderosamente la atención fue el de “donde pan comes, migas quedan”. Viene a decir que, en la vida, siempre hay algo que permanece después de que lo principal ha desaparecido. Las migas representan las experiencias, los recuerdos y las enseñanzas que quedan después de los acontecimientos importantes.

En mi libreta de aquel viaje fui anotando refranes, y sus correspondientes enseñanzas, que ahora recuerdo, tales como “pan ganado sabe a gloria”, “pan de trigo, leña de encina y vino de parra sustentan la casa”, “uvas con queso y pan, no hay en el mundo manjar”, “si tienes pan y lentejas, para qué te quejas”, “pan tierno y vino añejo, dan vida al viejo”, “pan, uvas y queso, saben a beso”, “al buen amigo, dale tu pan y dale tu vino” o “comiendo pan y morcilla, nadie tiene pesadilla”.

Con estas migas alimenté mi grata espera aquel día en Baiona. Por cierto, tanto el pan como la torta, me parecieron de otra división.

 




01651 Punto y Aparte

 AVE VIAJERA


No sé si me gusta más el azul del cielo o el punto y aparte que encontré acurrucado bajo las alas del ave viajera. 


01650 Los Champiñones Empanados

 PEQUEÑAS DELICIAS


Si por mí fuese, lo empanaría todo. Me encantan los empanados. En esta ocasión, le ha tocado a los champiñones ser pasados por huevo y pan rallado. Nunca, hasta hace escasas fechas, los había probado de esta guisa, y no están nada mal. Es un punto y seguido a la versión de las setas de cardo empanadas y que tanto nos gustan en casa. Da igual que vayan como acompañamiento, como protagonista del plato o en un aperitivo "para ayudar a pasar" la caña. Vamos, que igual sirven para un roto que para un descosido.

La elaboración de esta pequeña delicia no tiene mucha explicación. Tan sencillo como limpiar, que no lavar, los hongos, cortarlos en gruesas láminas longitudinales, sazonarlas, pasarlas por huevo y pan rallado, y freírlas en abundante aceite de oliva. Una vez fritas, depositarlas sobre un papel absorbente de cocina. Solo restará acompañar a los champiñones con una mayonesa con ajo.

El único problema que tienen estos champiñones es que no encuentras el momento de parar de comerlos. Bueno sí, cuando se acaban. 






01649 Paisajes Escritos 9

 BRUMAS Y SOLES


Lugares mágicos para la luz y la penumbra, para crecer y soñar. Cresterías imposibles de brumas y soles. 

Óleo sobre lienzo de Fernando Herce.
Texto de Antonio Herce
Exposición: Paisajes Escritos. Huesca, junio de 2015




01648 La Ensaladilla Rusa con Gambas de Cristal

DE CAPRICHO


El mundo de la ensaladilla rusa es apasionante, máxime cuando, como en mi caso, se encuentra entre mis platos favoritos. Cuando, ingenuo de mí, pienso que ya ninguna ensaladilla me va a sorprender, zas, aparece una propuesta que te deja con la boca abierta. Es lo que aconteció no hace mucho con una ensaladilla rusa con gambas de cristal. Fue un auténtico disfrute dar con este descubrimiento. Suave, sabrosa y difícil de olvidar. Como acostumbro en estos casos de novedad para mí absoluta, diseccioné el plato para poder imitarlo en casa. En este caso, no había mucho que darle vueltas a la cabeza. Los ingredientes eran registrados de manera inconfundible por el paladar y la vista: patata, mayonesa, huevo duro, zanahoria y gambas de cristal. Solo era cuestión de dar en la diana con las cantidades, cosa no siempre fácil. La puesta en práctica doméstica de tan curiosa ensaladilla rusa dio el resultado esperado.

Ingredientes: 4 patatas cocidas con piel, 3 huevos cocidos, 1 huevo para la mayonesa, 2 zanahorias, 250 gramos de gambas de cristal, harina, aceite de oliva virgen extra, aceite de girasol y sal.

Elaboración: Cocer las patatas con piel, dejar enfriar, pelarlas y desmenuzarlas con los dedos. Cocer las zanahorias y cortarlas en tiras. Cocer los huevos y una vez fríos, quitarles la cáscara y desmenuzar con los dedos. Montar una mayonesa con aceite de girasol y un poco de aceite de oliva virgen extra, y sal. Mezclar bien los ingredientes e incorporar la mayonesa. Volver a mezclar. Sazonar y enharinar las gambas de cristal y freír en aceite. Emplatar la ensaladilla y coronar con las gambas de cristal. 





01647 Algo Pasajero

 BAJO MÍNIMOS


No sé si debo preocuparme, pero en los últimos años mi nivel de exigencia ha bajado enteros de forma más que considerable. Desconozco si será la edad, el cansancio, que estoy de vuelta de casi todo o que ya está bien de caminar contra viento y marea. No es que me encuentre mejor en estos bajo mínimos. Lo único que sí tengo constatado, es que me encuentro más relajado y sereno. En mí, del todo impensable. Como mi rana espantapájaros que me acompaña en la terraza, me dejo llevar hacia donde me indique el viento. Conociéndome, seguro que será algo pasajero.




01646 Los Espaguetis Negros con Langostinos

NUNCA SE DEBE DEJAR A UN VIAJERO SIN COMER


Tengo un conocido que dice: "Nunca se debe dejar a un viajero sin comer". Argumenta que cuando viajas no debes pretender que las cocinas de los bares y restaurantes estén a tu entera disposición, pero que un trozo de pan y alguna vianda que echarte a la boca, es casi de "obligado cumplimiento" que se ofrezca. Anda que no me he quedado veces sin comer por estas u otras descortesías. También es cierto que, atendiendo a la observación de mi conocido, mi estómago ha sido satisfecho para poder seguir mi camino con eso, con un trozo de pan y algo con qué acompañarlo. Es una cuestión de atención y cortesía.

Esta observación de mi conocido, me ha venido a la memoria cuando se han presentado en casa, prácticamente a la hora de comer y sin avisar, unos sobrinos. Estaban de paso y les parecía mal no entrar a saludarnos. Siempre es de agradecer. Mientras dábamos buena cuenta de un improvisado aperitivo, nos hemos puesto al corriente de nuestras vidas. Todo controlado. Se levantaban ya para seguir viaje, cuando les he propuesto que se quedaran a comer. En primera instancia han rechazado la invitación por "no molestar". No es molestia alguna, he insistido. No os podéis ir sin comer. Preparo cualquier cosa y continuáis viaje.

Teníamos previsto comer unos langostinos con mayonesa y unas pechugas de pollo empanadas con lechuga. Mis sobrinos son de buen comer y unos forofos de la pasta en cualquiera de sus versiones. Así, que he mantenido el segundo plato y cambiado el principal por unos espaguetis negros con langostinos. Una receta sin complicaciones, rápida, muy sabrosa y gratificante. No he dado explicaciones sobre el improvisado menú. Solo han dicho, "ni que nos estuvieseis esperando". 

La comida, con su correspondiente sobremesa, ha estado genial. En la despedida, en el ascensor, he vuelto a recordar que "nunca se debe dejar a un viajero sin comer". Y menos a mis sobrinos que tanto quiero.

Ingredientes para 6 personas: 600 gramos de espaguetis, 500 gramos de langostinos crudos, 1 cebolla, 1 tomate, 3 dientes de ajo, 3 cayenas, 1 vaso de vino blanco, 2 sobres de tinta de calamar, sal y aceite de oliva virgen extra. 

Elaboración: Picar finamente los dientes de ajo, la cebolla y el tomate. En una sartén con un poco de aceite, incorporar el ajo y las cayenas. Cuando comience a dorarse el ajo, añadir la cebolla y el tomate. Sazonar y sofreír a fuego lento, removiendo de vez en cuando. Pelar los langostinos y reservar las cabezas. Dorar las cabezas de los langostinos. Sazonar y añadir 1/2 vaso de vino blanco y 1/2 vaso de agua. Dejar reducir. Presionar ligeramente para que las cabezas saquen sus jugos. Pasar por un colador y reservar el caldo obtenido. Mezclar el sofrito con el caldo de las cabezas de langostinos y añadir el otro 1/2 vaso de vino blanco y la tinta de calamar. Cocinar a fuego lento y dejar que se reduzca el alcohol. Remover. Dorar ligeramente los langostinos en una sartén con un poco de aceite y sazonar. Añadir los langostinos al sofrito y remover. Rectificar de sal y reservar. Cocer los espaguetis siguiendo las instrucciones del fabricante. Escurrir la pasta e incorporarla al sofrito con langostinos. Remover y servir caliente.

Nota: Tenía la cabeza en tantos sitios que los langostinos los cociné enteros. Lo ideal es partir cada langostino en tres trozos. Un lapsus sin demasiada importancia.