SIN PRISAS
en una soleada pradera,
un día par,
de un mes impar.
Tenía que ser así.
Era imposible seguir
tu incansable e incontrolado verso.
Sin descanso.
Deprisa, más deprisa,
que el tiempo apremia
para alcanzar el triunfo prometido.
tus trinos de ave pasajera.
Deprisa, más deprisa,
que se estrecha el sendero
de los días de ensueño.
Descansemos un momento.
No, más deprisa.
Jadea si es necesario,
vomita,
pero corre,
que ya te van pisando los talones.
No sé cómo sucedió.
Ni si fue en un día impar,
de un mes par.
Sólo sé
que me cansé de seguir
tu obsesiva, apremiante y severa voz.
Ya no hay prisas ni promesas,
ni carreras equivocadas.
Ahora sólo quedan palabras
para la reflexión,
miradas para la contemplación
y torbellinos de recuerdos dormidos.
Despacio, despacio,
que ahora la orquesta la dirijo yo.
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